lunes, 20 de febrero de 2017

La teoría del decrecimiento y la construcción de otra sociedad

La teoría del decrecimiento tiene, a mi parecer, dos factores positivos. El primero es que desenmascara el mito de que el crecimiento económico aporta el desarrollo de un país y el segundo que muestra claramente las implicaciones ecológicas de dicho crecimiento. Sin embargo, imputar las consecuencias lógicas de la forma de funcionamiento del sistema capitalista al crecimiento económico es no sólo deficiente sino engañoso, por lo que la teoría del decrecimiento es falsa desde su base al atribuir la destrucción y degradación ambiental al crecimiento de la producción (PIB) en general, sin preguntarse en qué sistema socio-económico se produce, con que tecnología y en interés de quien se produce. Es una forma simplista de desviar la tendencia que existe actualmente a nivel planetario hacia un cambio social integral y radical, haciendo parecer que producir y consumir menos, sin cambiar los fundamentos socio-económicos y culturales del sistema actual: pillaje y despojo, explotación del trabajo humano y destrucción de la naturaleza por medio de tecnologías cada vez más sofisticadas, es la solución al caos que estamos viviendo. Es una nueva pantalla que obstaculiza el cambio multidimensional necesario para ir a las raíces de dicho caos y comenzar a construir las bases de una nueva sociedad.
¿Cuáles son estas raíces?  1) El sistema de dominación capitalista que convierte a los seres humanos y a la naturaleza en mercancía anulando su multidimensionalidad y riqueza intrínsecas para reducirlas a dinero y venderlas a personas unidimensionales. Personas que han perdido todas sus otras cualidades para convertirse en productoras y consumidoras de mercancías, lo que permite a las clases dominantes (nacionales e internacionales) acumular capitales y poder tanto económico como político; 2) El Estado y sus instituciones (no se puede ser anti-capitalista ni construir un mundo nuevo en el marco de la institucionalidad burguesa), ya que ambos constituyen la estructura de dominación que mantiene y reproduce al sistema capitalista por medio de la violencia y la manipulación; 3) Nosotros mismos, deshumanizados, castrados de nuestra espiritualidad y amor por los demás, domesticados, manipulados, convertidos en entes egoístas y mediocres, desposeídos de toda capacidad crítica y esclavizados, muchas veces por medio de un salario, somos quienes mantenemos al Estado y a sus instituciones, convirtiéndonos en un tornillo esencial del funcionamiento del sistema capitalista.
Bajo esta óptica, la teoría del decrecimiento: 1) es sumamente reduccionista, ya que resalta un solo aspecto de la multidimensionalidad y complejidad del caos (la dimensión económica) y de las personas, dejando entender que el crecimiento económico capitalista (producción/consumo) es la causa de la ruptura de las relaciones armoniosas entre el ser humano y la naturaleza y que el decrecimiento económico es la solución principal; 2) Ignora que dicho sistema está basado en la violencia, la lucha de clases y la relación de fuerzas existente por lo que supone que, sin cambiar dicha relación de fuerzas ni cambiar radicalmente al sistema se puede reducir el nivel de vida de los ricos en el Norte y en el Sur u otorgar una renta universal (sin ni siquiera mencionar que ésta es una válvula de escape que permite incrementar el consumo y alargar la vida del sistema, al mismo tiempo que causaría una gran inflación); 3) Ignora también que tanto que existan el sistema capitalista y sus instituciones será imposible disminuir la presión sobre los ecosistemas así como (cosa que la teoría del decrecimiento no menciona) acabar con la explotación de los trabajadores y el pillaje de los territorios y de las riquezas de los pueblos.
Ya que, es destruyendo a la naturaleza, despojando a las comunidades de sus territorios y explotando el trabajo humano que los capitalistas hacen dinero y acumulan capitales. Por lo que, será necesario acabar con el trabajo asalariado, con la monopolización y acumulación de los medios de producción por una minoría, con el pillaje y el despojo, etc.; Lo que implica hacer desaparecer los Estados y sus instituciones, sustituyéndolos por gobiernos autónomos de las comunidades, colectivos y pueblos que serán quienes gobiernen sus territorios y distribuyan sus riquezas; 4) Desatiende e ignora la necesidad de recuperar la multidimensionalidad de los seres humanos (espíritu, intelecto, afecto, capacidad de crear, de amar, participar a la toma de decisiones, etc.), si lo que se quiere realmente es transformar el paradigma socio-económico actual.
No necesitamos construir otras pantallas ni otros imaginarios que nos ocúltenla realidad sino tener el coraje de ver la realidad frente a frente para transformarla. No se trata, de ninguna manera, de imaginar un nuevo tipo de economía ni un nuevo tipo de sociedad, como sostiene la teoría del decrecimiento, sino de cambiar concretamente la realidad, paso a paso, reconstruyéndonos nosotros mismos, definiendo estrategias y tácticas transformadoras, ligando la teoría con la práctica, lo espiritual con la lucha, el trabajo conjunto y la convivialidad, lo local a lo planetario y nuestros actos cotidianos individuales y colectivos con el corto, mediano y largo plazo, de manera a construir entre todos una economía solidaria y comunitaria real y otra sociedad real; Teniendo claramente como objetivo cambiar la realidad actual por otra realidad en la que los seres humanos puedan realizarse integralmente y ser felices. Cosa que la teoría del decrecimiento deja completamente de lado.
Por otra parte, tenemos que reconocer que el decrecimiento del PIB es una realidad que ya existe, pues es un hecho que el crecimiento de la economía capitalista está desacelerándose a niveles tanto mundiales como nacionales (lo que se refleja en la crisis actual). La crisis de sobre producción, por una parte, y la baja general de los salarios (poder adquisitivo de la población) hacen que los empresarios capitalistas no puedan vender sus productos a precios lo suficientemente altos como para recuperar sus inversiones y obtener al mismo tiempo una ganancia satisfactoria.
Es evidente, sin embargo, que ese decrecimiento que se está dando concretamente a nivel mundial no ha terminado con la destrucción ecológica y social que implica el capitalismo. Al contrario, al ver disminuir sus ganancias, los empresarios y las grandes corporaciones transnacionales han intensificado el extractivismo, el despojo de tierras, las guerras, la industria militar, la especulación financiera, el crimen organizado y la corrupción, actividades clave en las que todavía pueden obtener ganancias satisfactorias a un ritmo satisfactorio. Cada día es más claro para muchas personas y organizaciones que el crecimiento de la producción y del consumo no implican ni el desarrollo ni el bienestar, pero cada vez es más claro que lo que hay que cambiar es el sistema global y no solamente consumir menos.
Hay también personas e iniciativas conscientes y comprometidas que piensan y están trabajando por un cambio social integral y radical, ya que comprenden que es la única forma de transformar al sistema actual. Lo que exige el crecimiento de las personas de los colectivos y comunidades en consciencia, compromiso y  responsabilidad para promover e impulsar el crecimiento de gobiernos y administración autónomos de los pueblos, el crecimiento del número de escuelas, centros de salud y centros de estudios transformadores, el crecimiento de la agricultura ecológica y de la economía comunitaria, el crecimiento del número de niños sanos y felices, el crecimiento de la convivialidad, la amistad y el trabajo conjunto, etc.
Como en casi todo, en una etapa de transición histórica, la teoría del decrecimiento es un cuchillo de doble filo que, por una parte, hace reflexionar sobre los múltiples problemas de nuestra sociedad, pero, por otra parte, nos retiene atados al sistema actual e impide que la idea de un cambio social integral y radical se desarrolle con mayor velocidad. No rompe con el Estado ni con sus instituciones, aunque trate de mejorarlos o reformarlos; No muestra como la disminución del consumo (con la que estamos completamente de acuerdo) provocará una caída del sistema y la construcción de otro paradigma económico social. Y, sobre todo ignora la necesidad de que los seres humanos y las sociedades se reconstruyan en tanto que entes multidimensionales, íntegros, conscientes y comprometidos, rescatando su dimensión espiritual, su capacidad de análisis crítico, su voluntad de organización, lucha y resistencia, etc.

Otro mundo es posible pero somos nosotras y nosotros los que tenemos que construirlo













domingo, 12 de febrero de 2017

Las relaciones sexuales y la construcción de una nueva sociedad-ensayo

La plena sexualidad es una condición del ser humano libre, completamente realizado, tanto de punto de vista existencial, político, intelectual como afectivo y sexual. Es por ello que en todas las sociedades de dominación el control de la sexualidad de las personas es un instrumento fundamental. Una vez los límites de la violencia física alcanzados, la mejor manera de domesticar a los seres humanos y someterlos a un régimen de explotación al servicio de una clase social dominante es impedir, por medio de la religión, la educación y el control social que realicen plenamente su sexualidad, lo que viene a ser lo mismo que impedir que el ser humano, al hacer el amor, pueda realizar todas sus otras potencialidades y sea libre.

El control social de la sexualidad ha tomado diferentes formas en las épocas históricas pasadas hasta alcanzar formas refinadas en la época moderna, pero, desde que nacieron las sociedades de dominación, dichas formas se han caracterizado por haber realizado una dicotomía entre los seres humanos femeninos y los seres humanos masculinos. Nace el Hombre como representante del régimen dominante y nace la Mujer como representante del sujeto dominado. El primero, sin importar su condición social, formando muchas veces parte de los oprimidos él mismo, es el encargado de reproducir la dominación a todos los niveles, en las instancias políticas, en el trabajo, en la escuela, en la familia y en la cama con su mujer, mientras que la mujer es desposeída completamente de su calidad de persona para convertirse en virgen, en madre, en muñeca o en puta. No importa tampoco la clase a la cual pertenece. El ser humano femenino convertido culturalmente en mujer no es sino el objeto sobre el cual se ejercen el poder y la dominación del Hombre. Dicotomía que ha permitido a través de la historia, a todos los niveles de las sociedades, la reproducción de diferentes sistemas de dominación y explotación de una clase hegemónica sobre las otras.

Se controla a las personas sexualmente eliminando la condición más elemental de la satisfacción sexual en los seres humanos, o sea, su multidimensionalidad. Ya que, para que los seres humanos puedan ser plenamente felices y sexualmente satisfechos, primero que todo, no deben hacer de la relación amorosa únicamente una relación física, sino que tienen que integrar en ella múltiples dimensiones: sexuales, afectivas, poéticas, intelectuales, creativas, festivas, humorísticas, etc. En segundo lugar, hacer el amor es un inmenso acto de creación, entrega y generosidad entre dos personas y una de ellas sólo puede quedar satisfecha en la medida en que la otra queda satisfecha también. Un acto sexual en el que uno de los participantes se impone sobre el otro, lo domina y lo explota sexualmente no puede dejar satisfecho a ninguno de los dos. Aunque uno de ellos se sienta muy orgulloso de haber actuado como ente dominador y el otro tenga que tragarse toda su humillación y su tristeza, los dos quedan igualmente insatisfechos.

Así, la sociedad de dominación castra al ser humano masculino de sus dimensiones humanas más valiosas, amor, sensibilidad, respeto, reciprocidad, complementariedad, etc. Lo convierte en macho, o sea, en instrumento de dominación, impidiéndole que sea una persona libre, feliz sexualmente y disminuyéndolo de la misma forma en la que disminuye a la mujer sumisa y oprimida, a la que priva también de su capacidad de realizarse como un ser humano completo. Esta situación hace que vivamos en una sociedad en la que hay una mayoría de machos castrados quienes, lejos de admitir la grave mutilación que sufren y luchar por la extinción de la sociedad de dominación que los ha creado, se sienten orgullosos y pasan su vida a reproducirla, tratando de convencerse y de convencer a los demás de que son los que mandan, los más fuertes, los más valientes, los más inteligentes y los más machos. Al mismo tiempo que muestran, por una parte, con la gran inestabilidad de su vida sexual y, con sus depravaciones, su completa incapacidad a obtener una satisfacción, tanto sexual como afectiva y emocional, que los haga felices. Muestran también, por otra parte, con su pasividad, ignorancia y sumisión social su calidad de sujetos privados de libertad, incapaces de emitir una critica creativa y sometidos a los intereses de la clase dominante.

El concepto Hombre-Mujer es entonces un concepto político que expresa las relaciones de poder y dominación que existen en una sociedad determinada. En este ensayo se tratará de analizar este concepto, la forma en la que afecta las relaciones sexuales de los seres humanos y su felicidad así como la necesidad de construir una nueva sociedad de libertad en la que todos los seres humanos, sin diferencia de sexo, puedan expresar plenamente su sexualidad y ser felices.


El concepto Hombre-Mujer como instrumento de dominación

El concepto Hombre-Mujer sufre transformaciones según los diferentes tipos de sociedad y modelos políticos, económicos y culturales. La relación de la mujer con el hombre es una interacción estrechamente ligada a la forma en la que una sociedad determinada produce, distribuye sus riquezas, consume, se organiza, construye sus reglas normas y costumbres y  se relaciona con la naturaleza.  Por lo que, el concepto Hombre-Mujer implica un sujeto construido históricamente con múltiples facetas y dimensiones. No es una categoría universal, sino que, en una sociedad de dominación, está sujeto a diferencias de clase, grupo social, religión, etc. A pesar de ello, el concepto está íntimamente ligado a través de toda la historia con las estructuras sociales de desigualdad y con los mecanismos de poder, explotación y opresión que permiten a pequeñas elites o grupos sociales apropiarse y monopolizar los recursos y las riquezas que pertenecen a la sociedad como un todo.

a) Como surge el concepto Hombre-Mujer

Las diferencias físicas entre el sexo masculino y el femenino hacen que aún en el reino animal haya una "división del trabajo" entre los machos y las hembras. Los primeros, más fuertes, defienden generalmente a la comunidad y son los detentores del poder sexual, mientras que las segundas tienen como función fundamental el reproducir la especie. Las relaciones, no solamente entre los dos sexos, sino que también entre todos los miembros del grupo animal, están basadas en la dominación del animal más fuerte, su monopolio sobre las hembras y la sumisión de todos los demás machos, en una relación tipo "escalera" en la cual el que sigue al "más fuerte" siempre tiene un "más débil" al cual dominar hasta llegar a lo más bajo de la escala. Lo cual, biológicamente, permite que sean siempre los individuos más fuertes quienes tienen la capacidad de reproducirse y transmitir sus cualidades a los futuros miembros del grupo[1]. A parte de esto, todo el grupo tiene como objetivo principal su alimentación y su defensa contra los depredadores para poder sobrevivir. La función de los más fuertes es generalmente, además de dominar, defender a los más débiles y protegerlos.

En la comunidad animal los sexos están íntimamente relacionados en un todo coherentemente articulado que tiene como finalidad la perpetuación instintiva de la especie. Podemos suponer que, cuando los primeros seres humanos comenzaron a existir y a desprenderse de su carácter puramente animal el desarrollo de toda una serie de cualidades a carácter humano fue una de las condiciones esenciales para que la nueva especie subsistiera. Cualidades que los animales no tenían o tenían en forma muy poco desarrollada, tales como la imaginación (para prever el peligro y las dificultades), la creatividad y la invención (para fabricar instrumentos y símbolos), el pensamiento (para analizar las diferentes situaciones), la organización (para defenderse y sobrevivir) y la solidaridad (para acrecentar su fuerza), el humor (para reírse de sus propios errores y poder corregirlos), el respeto (para impedir que los más fuertes lastimaran a los más débiles), etc. Todas estas tuvieron que ser cualidades que se desarrollaron poco a poco debido a la necesidad que tenía la comunidad animal, que comenzaba solamente a ser humana, de protegerse y de sobrevivir en un mundo hostil lleno de peligros.

Esta diferenciación de la naturaleza se daba al interior mismo de la naturaleza con la que los nuevos seres humanos conformaban un todo indiviso. Sin embargo, la ley del más fuerte, que permitía la dominación del macho principal sobre el grupo animal tuvo que superarse en vías de la sobrevivencia del grupo que dejaba de ser animal a medida que remplazaba las relaciones de fuerza y dominación intergrupales por relaciones de colaboración, solidaridad y equidad. Los nuevos individuos se fueron construyendo sin rechazar las funciones reproductoras que, según su sexo, tenían en el reino animal pero, al mismo tiempo, fueron adquiriendo sin importar el sexo que tenían, una multiplicidad de otras funciones diferentes que comenzaron a darles su  carácter de seres humanos sinónimo de multidimensionalidad.

El ser humano naciente, además de sus instintos y características puramente animales, comenzó a desarrollar cualidades que lo diferenciaban claramente del resto de la naturaleza, pasando a ser de un simple animal, un animal pensante y hablante, un animal político, un animal creativo, etc. Tanto los seres humanos masculinos como los femeninos, con sus diferencias físicas y funciones reproductoras respectivas, evolucionaron en el mismo sentido y se convirtieron ambos en seres humanos o personas multidimensionales pues, lo que estaba en juego era la sobre vivencia de la especie como un todo. Los grupos eran pequeños y era sumamente importante que todos sus miembros participaran, cada uno según sus posibilidades, en forma voluntaria y activa a su perpetuación en el tiempo y en el espacio. 

La organización social, la planificación de actividades y la división del trabajo, la investigación colectiva de nuevos alimentos o medicinas, la invención de la magia y la superstición, la solidaridad y cohesión del grupo eran fundamentales tanto para defenderse de los enemigos y predadores como para cazar un gran animal, distribuir las diferentes actividades (subsistencia, religiosas, artísticas y  de diversión) y la producción de instrumentos (arcos, flechas, canastas, etc.), distribuir la comida y las riquezas creadas, etc. Ya que, dicha sobre vivencia dependía de la capacidad que tenía cada uno de los miembros del grupo de desarrollar sus múltiples potencialidades, organizarse y unirse con los demás para trabajar y defenderse todos juntos.

El nuevo ser que surgía al interior mismo de la naturaleza no hubiera podido sobrevivir si todos los individuos de la especie no hubieran estado unidos y trabajado solidariamente por los mismos objetivos pues, el ambiente al que se confrontaban, la naturaleza al interior de la cual debían desenvolverse, era demasiado amenazadora y constituía un peligro demasiado grande para ellos.

Por lo que, no hay ninguna razón para suponer que los animales-humanizados del sexo femenino no hubieran podido desde el comienzo desarrollar las mismas cualidades ni sufrir las mismas transformaciones que los del sexo masculino. Al contrario, su instinto maternal y su capacidad de reproducir dentro de su vientre a los nuevos individuos de la especie le dieron seguramente una profundidad de sentimientos, una sensibilidad, una madurez, una valentía, una intuición, capaz de prever los peligros y evitarlos, etc., mayores que los de los individuos del sexo masculino. La prueba es la existencia durante miles de años de sociedades matriarcales, de un arte y religiones en las que el poder de fecundidad de la madre y las formas femeninas eran predominantes.

Esta etapa en la historia de la humanidad supuestamente comenzó a cambiar cuando la agricultura, el trabajo de los metales y la domesticación de los animales dieron a algunas comunidades una mayor seguridad alimentaria y un mayor poder guerrero. La abundancia de alimentos, una menor necesidad de cambiar constantemente de territorio, la concentración en los primeros poblados de un número mayor de personas, armas e instrumentos de mejor calidad que permitían hacer la guerra a las comunidades más débiles y la posibilidad de esclavizar durante las guerras a individuos de dichas comunidades hicieron que los individuos más fuertes del sexo masculino se diferenciaran del grupo y, aprovechándose de su mayor fuerza, comenzaran a desarrollar relaciones de dominio, de monopolización de las riquezas y de exclusión al interior mismo de su comunidad. La unidad con la naturaleza y dentro de la comunidad se rompe, surgen formas de jerarquía social, las formas de organización cambian y el arte y la religión pierden su carácter panteísta y femenino para dar lugar al guerrero, al patriarca y a los dioses masculinos.

Una gran tensión debió surgir entre los individuos más fuertes del sexo masculino y los individuos más débiles a los que debió subordinarse a su nuevo rol. Los primeros protegían militarmente al poblado o pillaban a las tribus vecinas, al mismo tiempo que proporcionaban una mayor cantidad de comida y de objetos fabricados a la comunidad, gracias a sus habilidades en la caza y en la guerra, mientras que los segundos tuvieron que irse sometiendo por la fuerza a las nuevas condiciones sociales. La fuerza bruta, sin embargo, no es un buen instrumento de dominación más que por cortos periodos de tiempo. Las comunidades descontentas corren el riesgo de sublevarse a todo momento y hacen del ejercicio del poder una actividad incomoda, insegura e inestable, por lo que los nuevos jefes, príncipes o señores recurren a dos astucias para poder dominar sin que su poder sufra mayores riesgos: la Religión y la Mujer. Por medio de la primera, justifican y legitiman su poder de dominación por todos los siglos. Por medio de la segunda, dan la posibilidad a todos los miembros del sexo masculino de la comunidad, sin importar lo bajo de su categoría social, de ejercer cada uno de ellos una fracción de dicho poder, convirtiéndolos en cómplices directos de la explotación y de la opresión social.

Nace la Mujer pero, nace al mismo tiempo el Hombre. Los dos sexos que anteriormente eran formas diferenciadas de la misma unidad, que se complementaban mutuamente para asegurar la reproducción y la sobre vivencia de la especie, se convierten en formas antagónicas de la estructura social. Uno es el símbolo del poder y de la dominación, la otra pierde su carácter de ser humano y se convierte inexorablemente en objeto de reproducción, de servidumbre, de prestigio o de placer. Se convierte en el objeto por excelencia sobre el que se ejercen poder y dominación. Nace la Mujer pero, nace al mismo tiempo el Hombre, sin darse cuenta que, al someter a su compañera y disminuirla, al convertirla en objeto, es él mismo quien está perdiendo su libertad, su multidimensionalidad, su capacidad de critica y de participación a la toma de decisiones políticas y por lo tanto su capacidad de realizarse en tanto que ser humano, de hacer el amor en forma satisfactoria, de ser feliz y hacer felices a su mujer y a sus hijos, de construir una sociedad en la que todos sin distinción, sean felices también.

La sociedad humana sufre un gran retroceso y regresa a los paradigmas puramente animales que la constituyen. Es de nuevo la fuerza, la violencia y el predominio del más fuerte el combustible que hará funcionar el motor de las diferentes sociedades de dominación. La capacidad de critica, de creación y de invención, se verán limitadas por las convenciones sociales que permitirán su existencia únicamente en la medida en la que no metan en causa a los sistemas de dominación socio-económicos. La solidaridad y la generosidad se expresan solamente a la hora de cataclismos naturales o sociales, en la que nuevamente sólo la cohesión del grupo puede permitir su subsistencia.

Este hecho, trascendental en la historia de los seres humanos, ha tenido repercusiones en todos los aspectos de la vida. Desde en las relaciones con la naturaleza hasta en las relaciones sexuales, en la organización de la familia y el funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Los hombres insatisfechos acrecientan cada vez más su sed de poder y dominación, su capacidad de destruir por medio de la guerra y de una economía poco conforme a la satisfacción de las necesidades humanas, mientras que la generalidad de las mujeres insatisfechas, después de interiorizar su calidad de objeto, contribuyen a reproducir la sociedad de dominación y se someten a ella.




[1] O sea que la función de dominación tiene también un carácter reproductor por medio del cual la naturaleza asegura que sólo los mejores individuos (físicamente hablando) puedan transmitir sus características a las generaciones futuras dándoles mejores condiciones para que defiendan y salvaguarden el futuro de la especie.

Acuerdos de paz en Guatemala 1999

El sofisma de los Acuerdos de Paz (el caso de Guatemala)

Los Acuerdos de Paz que ponen un fin a los sangrientos conflictos político-militares que tuvieron lugar en Guatemala durante 35 años pretendían no solamente poner un término a la guerra sino que también sentar las bases para que se estableciera una mayor democracia y justicia social en el país. En la realidad, con un discurso reformista, apolítico e ahistorico (que no pone en causa los fundamentos del mal desarrollo) los Acuerdos de Paz promueven el crecimiento económico y la modernización del Estado y de la economía, sosteiendo que dichos crecimiento y modernización son indispensables para el desarrollo del país. En contra de los hechos históricos que muestran que esto no es cierto y de las criticas que se les hacen a los Acuerdos de Paz en el país, la URGNG "reafirma la validez y vigencia del proceso de paz como única alternativa para el futuro de Guatemala, como punto de convergencia realista y factible para construir la democracia y lograr el desarrollo económico y social" explicando que: "para que este proceso avance se necesita precisamente un clima de seguridad que el Estado guatemalteco tiene la obligación de garantizar" (Ruiz, 1998).

La mistificación

El proceso que concluye con la firma de los Acuerdos de Paz es un complejo proceso de mistificación que tiene por base dos aspectos principales. El primer aspecto es la aspiración de la población guatemalteca al fin de la violencia y a la creación de nuevas condiciones socio económicas y culturales que permitan el desarrollo sostenible del país, una mayor equidad, una mayor democracia. El reconocimiento de que las luchas aspiraciones y reivindicaciones de los pueblos tienen una base legítima, de que no puede haber paz sin democracia, equidad justicia y respeto. El segundo aspecto es el deseo de las clases dominantes nacionales e internacionales de establecer en el país un modelo de sociedad estable basada en los principios de competitividad, rentabilidad y acumulación del modelo neo-liberal planetario. La necesidad de terminar con el conflicto armado que ahuyentaba a los inversionistas extranjeros, desalentaba el turismo e impedía el pleno desarrollo del potencial económico del país.

De esta forma, objetivos divergentes se unificaron en un solo fin primordial: el termino de la guerra y la firma de los Acuerdos de Paz pero, mientras que para el gobierno guatemalteco el Ejercito y la iniciativa privada las negociaciones para la paz y la firma de los acuerdos estaban orientados únicamente hacia poner termino a un conflicto nocivo a sus intereses económicos, para la URNG la paz no era únicamente el cese del conflicto armado interno sino que se tenían también que modificar las causas sociales estructurales que le dieron origen… "Los acuerdos estructuran una plataforma política nacional de cambio en el país" (Rosal, 1997). Al dársele ésta nueva dimensión al proceso de Paz y a los Acuerdos de Paz, la URNG no buscaba aparentemente terminar con un conflicto sangriento, sino que también, por la vía de la negociación y el consenso, crear las condiciones necesarias para que los problemas fundamentales de Guatemala pudieran resolverse. Como lo expone Adrián Zapata: "nosotros siempre dijimos, desde el primer día…, hace ya más de diez años, que lo que nosotros queríamos hablar en la Mesa de Negociaciones eran los problemas nacionales que, si encontrábamos soluciones políticas que sentaran las bases para superar, para ir superando, los problemas nacionales entonces, después de eso, podríamos discutir los términos del fin del conflicto armado" (URNG, 1998).

Todo esto supone:

a)    que para la URNG los problemas nacionales de Guatemala pueden encontrar soluciones políticas que sienten las bases para irlos superando en una mesa de negociaciones. Lo que, por una parte, hace completamente abstracción de las relaciones de fuerza que existen en Guatemala y del poder que tiene el Estado Guatemalteco de dar al pueblo "atole con el dedo" para retrasar al infinito la realización de cualquier tipo de acuerdo que vaya al encuentro de los intereses de las clases dominantes. Y, por otra parte, evidencia la renuncia de la URNG a encontrar una solución alternativa a los graves problemas del país (que más de 30 años de conflicto armado no pudieron resolver) y su decisión de negociar únicamente para sentar las base que, o indicar rumbos que, permitan irlos superando (proceso que no se sabe cuanto tiempo va a durar).

b)    Que la URNG considera que el Estado guatemalteco ha cambiado completamente de naturaleza (perdiendo su carácter de instrumento de las clases dominantes, nacionales y extranjeras, para que mantengan su poder sobre la población) y se ha convertido en un interlocutor valido y confiable, susceptible de cumplir sus promesas, de renunciar a defender el poder y los intereses económicos de las clases dominantes en aras del bienestar común  del futuro del país, ya que si el Estado no ha cambiado de naturaleza ¿como puede la URNG considerarlo garante de la paz?

c)    Que la URNG, incapaz de presentar un proyecto de desarrollo socio-económico alternativo admite que la paz sólo puede lograrse en el marco de la democracia burguesa y del proyecto neo-liberal del Estado y de las clases dominantes. Como lo demuestra la propuesta a la sociedad que hace esta organización, en la que después de criticarse el modelo de desarrollo actual que "ha modelado una sociedad generadora de privilegios y miserias" la única propuesta para cambiar el futuro de Guatemala es la de convertirla en un país moderno y modernizar la agricultura: "Abrir paso a la democracia y transitar hacia la modernización, sentando las bases de justicia social, es el gran desafió para los próximos años" (URNG, 1995) o como lo dicen los Acuerdos de Paz mismos " el desarrollo socio económico requiere de justicia social, como uno de los cimientos de la unidad y solidaridad nacional y de crecimiento económico con sostenibilidad ambiental, como condición para responder a las demandas sociales de la población" (ASIES, 1996).

Estas suposiciones mistificatrices y sumamente contradictorias sitúan los Acuerdos de Paz fuera de todo contexto histórico, económico político ya que:

a)    Eluden las causas estructurales de la desigualdad explotación, injusticia, falta de democracia en Guatemala;
b)    Hacen abstracción de la naturaleza intrínseca de las clases dominantes, del Estado guatemalteco, del ejercito y de las políticas neoliberales que impulsan el crecimiento económico;
c)    Utilizan conceptos tales como modernización, democracia, justicia social, desarrollo sin especificar su significado ni su contenido político;
d)    Hacen pensar que, por la vía de la negociación y el cumplimiento de los Acuerdos de Paz el Estado y el Ejercito renunciaran a ejercer su derecho a utilizar la violencia legítima contra la población, mismo si consideran que sus intereses y/o los intereses de las clases dominantes a las que representan están amenazados;
e) Asimilan conceptos como el de crecimiento económico o modernidad con los conceptos de sostenibilidad ambiental y equidad, sin mostrar la contradicción inherente que existe entre ellos.

Los sofismas

Estas suposiciones y la mistificación inherente a ellas se basan en sofismas y argumentaciones muy simples en los que a partir de una premisa verdadera se pasa a afirmar otra premisa falsa y se obtienen lógicamente conclusiones falsas. Sin embargo, es difícil desmontarlas por que se encuentran sumergidas en una avalancha de palabras tales como democracia, equidad, etc., que ocultan la mistificación. Por lo que hay que entresacar entre líneas y entre juegos de palabras el contenido político y socio económico de la argumentación que se ha tratado de ocultar y de disimular.

En lo que respecta el crecimiento económico y el proceso de paz, por ej, el sofisma se presenta de esta manera:

Primer premisa (verdadera): La paz duradera, la democracia autentica y el desarrollo equitativo son inseparables. Ninguno de esos elementos es suficiente por si mismo: cada uno es igualmente necesario para la consecución de los demás.

La segunda premisa (falsa): sólo será posible aliviar el caos socio económico y obtener la paz, la democracia, el desarrollo equitativo y sostenible, etc., si al ponerse un término a los conflictos armados se restablece un clima propicio para la inversión productiva generadora de empleos (léase maquila) y se favorecen el crecimiento económico y la modernización en vías de una mayor apertura al mercado internacional.

Conclusión (falsa): para lograr la paz y mejorar el nivel de vida de la población es necesario lograr un crecimiento económico suficiente, hay que reducir los proteccionismos, privatizar las empresas nacionales, promover, diversificar y aumentar las exportaciones, desarrollar los recursos humanos (la participación de la mujer, de los trabajadores y de los indígenas se asimila a su capacidad a vender su fuerza de trabajo barata, aumentar la productividad y mejorar las infraestructuras (carreteras, puertos, etc.) necesarias para que los inversionistas vengan al país e implanten empresas competitivas y rentables.

La segunda premisa es falsa porque, como lo ha demostrado históricamente el caso mismo de Guatemala, la modernización y el crecimiento económico no generaron ni paz ni democracia ni igualdad durante el periodo en el que, a partir de la segunda guerra mundial hasta finales de los años 70, la economía experimento un fuerte proceso de modernización, de crecimiento económico y de expansión de las exportaciones. Al contrario, fueron las desigualdades y la polarización social generadas por el proceso de modernización y por el crecimiento económico las que se encuentran al origen de los movimientos armados que surgieron en Guatemala desde los años 60.

Lógicamente, la conclusión del silogismo es falsa también, como lo demuestran los dos años transcurridos desde la firma de los Acuerdos de Paz durante los cuales la implantación de las políticas neo liberales que tienden a impulsar el crecimiento y la modernización de la economía no sólo no han aportado ninguna solución, sino que han agravado la situación socio económica del país que continúa empeorando. En un momento histórico en el que los pueblos a través del planeta entero luchan, resisten y buscan alternativas al neo liberalismo los Acuerdos de Paz guatemaltecos no hacen más que proponer ese mismo neoliberalismo como la única solución al futuro de Guatemala, asimilando la modernización y el crecimiento económico a la desaparición de la pobreza, a la utilización sostenible de los recursos y a la construcción de la democracia, ocultando los mecanismo de dominación del desarrollo desigual y haciendo creer a las poblaciones que la paz y la democracia se pueden lograr en un contexto de crecimiento económico capitalista y que, fuera del cumplimiento de los Acuerdos de Paz, no se podrán lograr ni la paz ni la democracia.

 La realización de los Acuerdos de Paz

Después de dos años de firmados los Acuerdos de Paz, como era de esperarse, hay pocos resultados concretos (entre los más importantes, la disolución de la Policía Nacional y de los comisionados militares). En la práctica no se han cumplido más que algunas actividades formales. El cambio institucional, la modernización del Estado, etc., han reforzado las políticas neoliberales, se ha efectuado una agresiva política de privatizaciones de la energía, del agua, de las telecomunicaciones, se han impulsado la apertura del mercado internacional y la construcción de un gran número de carreteras, se han dado concesiones petroleras en las reservas de biosfera (contra la voluntad de las poblaciones locales) y se ha favorecido la implantación de maquilas, pero se ha hecho muy poco en lo que se refiere a profundizar la democracia, dar poder de decisión a la población e implementar políticas que favorezcan la expansión del mercado interno, la producción de alimentos, la agricultura sostenible, la explotación sostenible de los recursos naturales, la conservación del ambiente, la disminución de desigualdades y de la pobreza y el bienestar de la población.

Al contrario, al mismo tiempo que las políticas neoliberales y la apertura al mercado internacional se realizaban, los otros objetivos de los Acuerdos de Paz perdieron su importancia, dejando decepcionados a los que creyeron en ellos "Desde 1997 el proceso de paz comenzó a agotarse, las instituciones gubernamentales nacionales e internacionales participan menos y se relacionan menos con la sociedad civil, tal es el caso de organismos como el BM, el PNUD, el BID y la cooperación alemana particularmente a través de la GTZ, entre otros que inicialmente crearon espacios de consulta pero en un segundo momento, eventualmente por presiones del propio gobierno de la república, se han replegado y no están dando el debido seguimiento a los proyectos que inicialmente contrataron con diversas organizaciones de las sociedad civil. Esto ha implicado que, en la fase de ejecución de programas y proyectos no se tome en cuenta activamente a la sociedad civil, lo que es sumamente preocupante pues implica la perdida de tiempo y el desperdicio de múltiples esfuerzos que desde la sociedad civil se han dado a fin de hacer propuestas concretas y plenamente consensuadas de participación" (Tsuk-Kim-Pop, 1998).

La violencia esta latente, como lo demuestran: 1) el hecho de que varias personas, que osan denunciar o trabajar contra las injusticias y desigualdades están siendo amenazadas de muerte y 2) la reaparición de los escuadrones de la muerte. Signos que indican que la violencia política no ha desaparecido y puede aumentar en cualquier momento. Este ambiente de violencia está amparado por la impunidad a la que se acogen los criminales, sobre todo aquellos que tienen lazos con el Ejército o el Gobierno, quienes evaden los castigos mediante conexiones, presiones o sobornos. Por lo que, se han dado graves casos en los que las mismas poblaciones se han hecho justicia, linchando a las personas que supuestamente han cometido algún crimen. El ejercito mantiene sus estructuras y su poder (aunque ha aceptado hacerse más discreto por el momento) y siempre está pronto a actuar (con medios legales o ilegales) cuando se tocan los intereses de las clases dominantes guatemaltecas quienes no están dispuestas a ceder en lo mas mínimo, como lo muestra el asesinato de Monseñor Gerardi, quien dos días antes de su asesinato venía de presentar un informe en el que mencionaba sitios, fechas y nombres relativos a las atrocidades cometidas durante la guerra.


El problema de la tierra

El acuerdo sobre "Aspectos socio económicos y situación agraria" que fue firmado en mayo 1996 por el gobierno de la república, por el URNG y por el representante de las Naciones Unidas, que trataba de resolver el problema de la tierra con grandes declaraciones de intención en las que se afirma que una paz firme y duradera debe cimentarse en un desarrollo socio económico orientado al bien común y a la satisfacción de las necesidades de toda la población (ASIES, 1996) y se proponía la transformación de la estructura de tenencia y el uso de la tierra con el objetivo de permitir la incorporación de la población rural al desarrollo económico social y político del país. En la práctica: 1) Se trata de hacer creer a la población que importantes medidas se están tomando en vías de resolver el problema de la tierra 2) No ponen en causa los intereses de los terratenientes que monopolizan las tierras 3) Impulsan la modernización de la agricultura en vías del crecimiento económico.

En las tres medidas más importantes de los acuerdos Socio económicos se decidió: Primero que el gobierno se comprometía a impulsar una estrategia agrícola integral, que abarcara los múltiples elementos que conforman la estructura agraria[1]. Segundo, la creación de un fondo de fideicomiso para que concentre el financiamiento publico de adquisición de tierras y propicie el establecimiento de un mercado transparente, el desarrollo de planes de reordenamiento territorial y el acceso a la tierra de los campesinos que no la tienen o que la tienen en cantidad insuficiente. Tercero, la restitución o compensación, según el caso al estado, las municipalidades, comunidades o personas cuyas tierras hayan sido usurpadas o que con abuso de autoridad hayan sido adjudicadas de manera anómala o injustificada[2]. (ASIES, 1996). Dos años después de firmados los acuerdos socio económicos, podemos constatar que fueron solamente declaraciones de intención que, en la realidad, no han dado solución a la grave problemática de la tierra en el país. Como lo manifiestan la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina CONIC quien critica los acuerdos, señalando que la tenencia de la tierra sigue desencadenando graves conflictos entre los campesinos sin tierra (Lopez, 1997).

El problema de la tierra se está tratando de resolver sin tocar a la propiedad privada ni a la forma de producción agrícola no sostenible pues los grandes terratenientes se oponen férreamente a la Reforma Agraria, diciendo que es un atentado contra la propiedad privada, que es anticonstitucional y que la única solución en Guatemala es aumentar la productividad agrícola por medio de tecnología moderna. Según ellos hay demasiados campesinos y la presión demográfica es tan grande que si la tierra se reparte las parcelas adjudicadas serían tan pequeñas que no serían rentables y no podrían permitir una agricultura moderna y suficientemente productiva, lo que iría completamente contra el desarrollo económico y social de Guatemala (Valenzuela, 1996).

Como lo dice Jorge Rosal este año, en una reunión con el Comité de solidaridad con Guatemala de Ginebra, al tratar de justificar el alcance limitado de los acuerdos a este respecto "En la mesa de negociaciones no se propusieron cambios catastróficos que hubieran echado por tierra la economía del país pues, los cambios se estaban negociando precisamente con los detentores de poder prevalecientes del capital y del ejercito y la URNG no podía proponerles la destrucción de las unidades productivas agropecuarias que son la base de las economía de exportación" Lo que se puede traducir de la siguiente manera: sentemos las bases para que haya un cambio de sociedad en Guatemala pero, sobre todo, no toquemos los intereses de los detentores del poder ni las bases de su sistema económico.

Los recursos naturales

Aunque en un apartado especial sobre la protección ambiental de los acuerdos, los aspectos socio económicos y la situación agraria se menciona la necesidad de un desarrollo sostenible entendido "como un proceso de cambio en la vida del ser humano por medio del crecimiento económico con equidad social y métodos de producción y patronos de consumo que sustenten el equilibrio ecológico, lo que implica respeto a la diversidad étnica y cultural y garantía a la calidad de vida de las generaciones futuras" los firmantes del acuerdo entran también en este aspecto en una profunda contradicción. Lo que impide que una verdadera política de utilización sostenible de los recursos naturales y de conservación del ambiente exista a nivel nacional. De nuevo se afirma con ligereza que el desarrollo sostenible y la equidad social pueden lograrse con el crecimiento económico sin mostrar como, un crecimiento que históricamente tiene como base la sobre explotación de la mano de obra y de los recursos naturales, con el fin de acumular capitales puede generar equidad y equilibrio ecológico a nivel nacional y a largo plazo.

Esta ligereza política y conceptual hace que se hayan emitido acuerdos sin ninguna consideración a los efectos perversos que pueden ocasionar, como cuando, por ejemplo, se decide promover para 1997 la legislación y los mecanismos para la aplicación de un impuesto territorial en las tierras ociosas. Al amenazar de confiscar las tierras de quien no pagará el impuesto, como una forma de desestimular la subutilización de la tierra, los firmantes de los acuerdos no toman en cuenta la influencia que las leyes sobre tierras ociosas han tenido históricamente sobre la deforestación del país. Aunque al final se agrega que estos mecanismos en su conjunto no deberán incentivar la deforestación de tierras de vocación forestal, en la práctica se sabe que es exactamente lo que van a hacer. Las leyes del instituto Nacional Forestal (INAFOR) en Guatemala, por ejemplo, también prohibían la deforestación de áreas con vocación forestal, lo que no impidió que las leyes sobre las tierras ociosas tuvieran más fuerza a los ojos de los campesinos y de los grandes terratenientes, quienes temerosos de ver confiscadas sus tierras o de tener que pagar un impuesto prefirieron deforestarlas y meterles pastos (para que dejen de ser consideradas como ociosas) antes que correr el riesgo de perderlas (Valenzuela de Pisano, 1996).

Por otra parte, los Acuerdos de Paz ignoran completamente estrategias de desarrollo concretas que diferentes proyectos y comunidades están utilizando desde hace algunos años (tales como las experiencias asociativas y autogestionarias, la agroecología y la agroforesteria, etc.) que si hicieran parte de una estrategia de desarrollo sostenible a nivel nacional y obtuvieran un fuerte apoyo del Estado, constituirían en realidad una alternativa factible, no sólo para conservar el ambiente y la diversidad cultural y natural y hacer una utilización sostenible de los recursos naturales sino que también para mejorar las condiciones socio económicas de la población y promover la equidad.

Si los firmantes de los acuerdos hubieran estado más cerca de los intereses del pueblo y de dichos proyectos y comunidades y no de sus propios intereses y los de los capitalistas no se hubieran limitado a promover el crecimiento económico y hubieran podido construir alternativas que tradujeran mejor las necesidades y los objetivos de la población rural. Hubieran escuchado la voz de representantes campesinos quienes piensan "Es necesario que los mayas rescatemos una agricultura nueva que nos permita construir un desarrollo en el país. Queremos implementar una tecnología apropiada, no podemos copiar la forma de producción de los agroexportadores que han destruido la capacidad productiva de la tierra en la zona sur del país con la utilización de químicos, al igual que en la zona algodonera donde han fumigado desde avionetas destruyendo la flora y la fauna. Nosotros tratamos de implementar una agricultura orgánica, queremos rescatar la forma original de producción con técnicas que manejen las comunidades" (López, 1997).

¿Deberíamos seguir luchando por el cumplimiento de los Acuerdos de Paz?

Desmontar la mitificación creada por los Acuerdos de Paz y los sofismas en los que se sustenta no quiere decir que los Acuerdos de Paz no debieran haberse firmado ni que la violencia debería continuar en el país. El término de los conflictos armados en Guatemala era necesario, desde hace mucho tiempo y solo puede sentirse el que los Acuerdos de Paz no hayan sido firmados antes, ahorrándonos la muerte y sufrimientos de un gran número de victimas. Lo que se critica en este documento es que, al firmarse los Acuerdos de Paz se haya querido no solamente terminar con el conflicto armado, lo que la URNG (supuesta representante del pueblo) debió hacer unilateralmente lo más rápidamente posible (desde que se dio cuenta que la lucha armada no era el instrumento adecuado para resolver los graves problemas del país), sino que se haya querido, al mismo tiempo, hacer creer a la población que una simple firma del Estado y del Ejercito sería una base suficiente para crear una nueva democracia en el país y resolver los graves problemas estructurales que los treinta años de conflicto armado no lograron afrontar.

Lo que se critica es que se haya pretendido, como se sigue pretendiendo hasta ahora, que la única solución a los problemas guatemaltecos es el cumplimiento de los Acuerdos de Paz "firme y duradera" cuyas limitaciones conceptuales y políticas son evidentes, y que se quieran investir todas las energías de la población y de sus representantes en su defensa y en la exigencia de que se cumplan. En vez de haber tenido la capacidad política de organizar y hacer conciencia en la población en torno a la construcción de una alternativa al sistema capitalista, en su fase neoliberal, en la que los intereses sociales y ambientales de la mayoría de la población estuvieran representados.

Ya que los Acuerdos de Paz están basados en una abstracción y en un discurso mistificador que engaña y confunde a la población haciéndole perder su tiempo y esfuerzos en actividades y negociaciones que no responden a sus intereses y que la desvían de sus verdaderos objetivos. En este contexto entonces, lo más importante no es seguir defendiendo el cumplimiento de los Acuerdos de Paz sino clarificar los sofismas en los que están basados y hacer conciencia a la población que:

a)    Un nuevo proyecto de sociedad no podrá construirse si, las diferentes comunidades y productores directos, a nivel local, no adquieren el control de sus propios recursos y no desarrollan una nueva alternativa económica basada en la autonomía, la autogestión y el trabajo asociativo en la que el trabajo sea un derecho de todos, la tierra sea del que la trabaja, la producción se dirija hacia la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población, las riquezas se distribuyan en forma equitativa, el crédito y la comercialización sean solidarios y el consumo enriquezca intrínsecamente y no degrade ni a los seres humanos ni a la naturaleza.

b)    No es la firma de los Acuerdos de Paz la que determinará el futuro de Guatemala sino la capacidad del pueblo guatemalteco, de sus líderes políticos y de sus aliados internacionales de construir espacios de poder propios y comenzar a definir, presentar e implementar un proyecto de sociedad claro y coherente, alternativo al neoliberalismo. Para, en base a dicho proyecto, organizarse y comenzar a construir una economía solidaria que responda a los problemas sociales y ambientales de la población.


c)    La función del Estado y de sus instituciones no es la de resolver los problemas de la población sino perpetuar a las clases dominantes y al sistema de dominación socio económica existente por lo que, no se logrará construir un tipo de desarrollo diferente si no se consolida una fuerza capaz de debilitar cada vez más los poderes actualmente incontrolados de las grande potencias internacionales, de las transnacionales, de las agencias financieras internacionales y de los gobiernos nacionales al mismo tiempo que se fortalecen los espacios de poder comunitarios, la autogestión y la economía solidaria a todos los niveles (local, regional, nacional e internacional).

e)    Ninguna firma, de ningún tipo de acuerdo, aportará la paz a Guatemala sino se construye una democracia participativa e incluyente (en contraposición a la democracia actual representativa y excluyente) y las formas de organización necesarias para que todas las personas puedan participar directamente a la toma de decisiones que conciernen sus intereses socio políticos su cultura y el funcionamiento de sus sistema económico y si no se definen, impulsan y desarrollan formas de democracia directa adaptadas a cada cultura y comunidad diferentes.

f)     La violencia, las injusticias y la impunidad no terminaran con la firma de ningún tipo de acuerdo si no se crea una presión nacional e internacional lo suficientemente fuerte como para influir en las decisiones del Estado y de las clases dominantes nacionales e internacionales. Todo consiste en la relación de fuerzas y en la capacidad que tengan las organizaciones de la sociedad civil, las comunidades y los grupos internacionales a consolidarse en un frente común, lo más amplio posible, contra el neoliberalismo y la explotación y por la construcción de un nuevo proyecto de sociedad.


Las alternativas

Las bases de un nuevo proyecto de sociedad y las alternativas posibles existen de manera incipiente desde hace varios años, no solamente en Guatemala sino que a nivel mundial. Son los movimientos de la sociedad civil planetaria, de las diferentes comunidades y grupos sociales, que están luchando a través del mundo por construir una nueva relación entre los seres humanos ellos mismos y entre lo seres humanos y la naturaleza los que están construyendo estas bases, no en el papel sino en su practica cotidiana. Son ellos los que, con su practica, están definiendo los nuevos objetivos sociales, descartando los objetivos de dominación, competitividad, rentabilidad, ganancia a corto plazo, acumulación de capitales y monopolización de las riquezas del capitalismo, para dar lugar a objetivos de solidaridad, complementariedad, consolidación de una sociedad feliz a largo plazo, distribución equitativa de riqueza, respeto de la naturaleza, etc., propios a una nueva sociedad.

La tarea histórica de los líderes y de la población guatemalteca no pueden limitarse en consecuencia a "sentar las bases para ir superando los problemas nacionales" sino:

a)    Reforzar los movimientos que ya existen y darles los instrumentos teóricos políticos y metodológicos necesarios para que unifiquen sus objetivos y comiencen a construir una sociedad alternativa de manera consciente;

b)    Impedir lo más que sea posible que el Estado y el ejercito ejerzan su violencia sobre la población, creando un movimiento nacional e internacional lo suficientemente fuerte como para hacer presión sobre la toma de decisiones del Estado, mostrando a las clases dirigentes como, en el contexto internacional actual, ellas también tienen interés a que un nuevo proyecto de sociedad se implante en Guatemala, en el que se de prioridad a las necesidades de la mayoría de la población[3], a la explotación sostenible de los recursos naturales y a la conservación de la naturaleza.

c)    La tarea principal de los líderes comunitarios, comunidades y proyectos censados trabajar por el bienestar de la población guatemalteca debería ser estudiar, definir y poner en marcha, con la estrecha participación de la población, un programa de desarrollo alternativo en el que se presenten claramente:

i)       Las causas de los problemas socio económicos, culturales y ecológicos del pueblo guatemaltecos y los mecanismos que las reproducen;
ii)      Los mecanismos, tecnologías e instrumentos alternativos que podrían resolver esos problemas con otra lógica que la lógica neoliberal;
iii)     Las formas de organización y de lucha adecuadas para poner en marcha esos mecanismo e instrumentos.

Ya que, los problemas socio económicos, pero también culturales y ecológicos de Guatemala son muy complejos y su solución no podrá llevarse a cabo sin una conciencia profunda de la serie de cambios políticos, económicos, institucionales, etc. a nivel nacional e internacional que serán necesarios para que la paz se instaure verdaderamente en el país. Serán necesarios una gran conciencia y conocimiento de la realidad para que la población ella misma defina las soluciones alternativas que correspondan a sus, mejoren sus niveles de vida, hagan un uso sostenible de sus recursos naturales y refuercen su conciencia, su organización y su poder político.

Lo que implica:

a)    Un esfuerzo enorme para que las poblaciones y sus dirigentes comprendan cada vez más los mecanismos por medio de los cuales dichos problemas se producen y reproducen a nivel nacional y planetario, para que tengan acceso a la información, documentación y conocimientos necesarios para poder actuar de manera consciente, autónoma y responsable y para que tomen parte a la toma de decisiones;
b)    Un gran apoyo a la creatividad, imaginación y múltiples esfuerzos de los diferentes proyectos y comunidades que, desde ya, están comenzando a buscar, definir e implantar soluciones alternativas al neoliberalismo, al productivismo y a la explotación de los seres humanos y de la naturaleza;
c)    El control de las poblaciones sobre sus propios recursos, la generalización de tecnologías de producción sostenibles que permitan producir sin contaminación y desperdicios nocivos, utilicen los recursos naturales a largo plazo y hagan una utilización intensiva de mano de obra.

Hay que hacer conciencia sobre el hecho de que ninguna firma de ningún acuerdo va impedir la proliferación de la violencia en Guatemala, si las desigualdades sociales, la mísera y la fuerte deterioración del ambiente (cultural y natural) siguen existiendo. Hay que hacer consciencia sobre el hecho de que la situación socio económica y ecológica del país seguirá deteriorándose si todos los recursos y todas las políticas siguen orientándose hacia la modernización de la economía y el crecimiento económico y dejan de lado los intereses de la población local, el desarrollo de la economía local y la conservación de los ecosistemas locales "Independientemente de que se realicen los más significativos esfuerzos en materia de desarrollo social, estos son insostenibles si la política de crecimiento económico sigue generando desigualdades  ampliando la distancia entre ricos y pobres en el país. En este sentido, exhortamos a los sectores económicamente poderosos y al gobierno de la república a que realicen serios replanteamientos de sus enfoque analíticos a fin de que se logre reestructurar la política económica para hacerla coherente y propiciadora de las exigencias en materia de desarrollo social y de mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de los guatemaltecos víctimas de la pobreza y pobreza extrema, en un contexto de legitima y amplia participación de los diversos sectores de la sociedad civil tanto en la esfera decisional como en lo posible en la esfera de la ejecución y puesta en marcha de programas y proyectos concretos" (Tzuk-kim-Pop, 98).

Hay que apoyar y exhortar a todas las personas, instituciones (gubernamentales o no), comunidades, proyectos y programas para que generen estrategias múltiples de desarrollo democrático participativo e incluyente, equitativo ambientalmente sostenible, solidario y convivial a nivel local, regional, nacional e internacional, en todos los campos (agricultura, recursos naturales, alimentación, educación, etc.) Estrategias en las que las actividades económicas y las finanzas publicas se dirijan prioritariamente hacia la satisfacción de las necesidades fundamentales (físicas, intelectuales, afectivas, etc.) de todos los miembros de la sociedad, protegiendo la diversidad cultural y natural y el uso sostenible de los recursos naturales. Estrategias que no sólo señalen de manera formal, sino que indiquen concretamente las medidas que se deben tomar para que todos los seres humanos tengan una vida digna, para que la pobreza, el desempleo, la exclusión y la degradación del ambiente y de los recursos naturales desparezcan del planeta y para que se construya una nueva sociedad en la que el respeto a todo ser viviente, la responsabilidad social y la salvaguarda del patrimonio cultural de la humanidad sean objetivos prioritarios.

En este sentido, las diferentes comunidades deberán elaborar manifiestos locales señalando sus objetivos prioritarios y las metodologías y condiciones que permitan realizarlos. Un esfuerzo debe realizarse para que todos los grupos que actualmente luchan por mejorar la sociedad o por evitar los peores efectos de la globalización y el neoliberalismo se comprometan igualmente a reforzar los movimientos que luchan contra el desempleo, la monopolización de los recursos científicos, culturales, etc.) y la centralización del poder, así como reforzar aquellos movimientos que promueven la descentralización de poderes, la autogestión y el trabajo asociativo, la utilización de tecnologías que hagan una utilización intensiva de trabajo humano y una explotación sostenible de los recursos naturales, el comercio solidario, la propiedad de los pequeños productores y comunidades y la distribución equitativa de las riquezas.



[1] Lo que incluye la tenencia de la tierra, el uso sostenible de los recursos naturales, los sistemas y mecanismos de crédito, el procesamiento y la comercialización, la legislación agraria y la seguridad jurídica, las relaciones laborales, la asistencia técnica, la capacitación  y la organización de la población rural.
[2] Lo que es sumamente importante para el país pues la propiedad de grandes extensiones de tierra adquirida fraudulentamente por los militares, políticos y terratenientes sería puesta en causa y permitiría distribuirlas entre los campesinos sin tierra,
[3] Esta posibilidad, aparentemente imposible en las épocas del capitalismo triunfante, se hace cada día más factible a medida que la crisis financiera internacional y los problemas socio económicos en los países que se dicen desarrollados afectan las economías y los intereses de las clases capitalistas de los países llamados subdesarrollados, como lo muestra la fuerte corriente por un desarrollo autónomo y sostenible que se ha despertado en Brasil a partir de septiembre 1998, cuando la crisis financiera se desencadenó.