Primera parte
La revolución integral, alternativa radical a
los Estados progresistas de Sudamérica
Latinoamérica, continente sumamente rico por su cultura
y naturaleza, ha sido desde sus inicios
parte del proceso de consolidación del capitalismo a nivel mundial, primero al
ser colonizado, pillado y despojado de sus riquezas por el imperio español
estuvo a la base de la acumulación de capitales originales y, a partir de la
independencia continúo siendo neocolonizado por el imperio Ingles, los
estadounidenses e incluso la Unión Europea quienes siguen extrayendo sus
riquezas y explotado su mano de obra barata, contando siempre con el apoyo y la
colaboración de las elites latinoamericanas que se han enriquecido a su
servicio (Guido, ). Desde entonces, los
países que la conforman han formado parte del sistema capitalista, actualmente, después de más de 500 años de colonización
y despojo, no solamente el capitalismo, en su fase corporación-nación está
completamente consolidado en el continente sino que se encuentra en decadencia,
lo que no le ha quitado toda su fuerza y poder tanto político como ideológico y
militar. El sistema socio-económico en
que vivimos se encuentra en una profunda crisis multidimensional, no sólo en el
continente americano sino en todo el mundo: la acumulación de capitales,
posible gracias a la explotación de los seres humanos y a la destrucción de la
naturaleza, entra en crisis debido a las contradicciones propias al sistema
capitalista, ya que esa explotación/destrucción no procura más a los
capitalistas un enriquecimiento suficiente como para acumular capitales cada
vez mayores, a las tasas que ellos consideran rentables[1].
Razón por la cual, buscando mayores beneficios y más rápidos, los
“capitalistas” se reconvierten a actividades muchísimo más rentables que la
producción de bienes y servicios, obteniendo grandes cantidades de dinero a
través de la especulación financiera, el crimen organizado, la industria
militar y la guerra, ya que con estas actividades obtienen una tasa de retorno
de capital muy rápida y como se financian con el dinero de los contribuyentes
el negocio es redondo; El crimen organizado, que es una de las actividades
económicas más rentables[2],
la corrupción y otras formas de obtener dinero y enriquecerse rápido forman
parte de las actividades de los gobiernos e incluso de las grandes
corporaciones transnacionales, convirtiéndose en parte inherente al sistema.
Latinoamérica sufre directamente los efectos de la crisis,
la riqueza de los diferentes Estados se obtiene destruyendo, con tecnologías cada
vez más sofisticadas, los territorios de las comunidades y la naturaleza, es
decir con la extracción creciente de sus
riquezas naturales, convertidas en mercancías y recursos del capitalismo; Lo
que degrada cada vez más las condiciones de vida de la población que cada día
es más pobre y tiene menos control sobre sus territorios; Los servicios
sociales como la salud y la educación se han degradado terriblemente y el
ambiente tanto cultural como natural está completamente deteriorado. Las clases
dominantes y gobiernos se benefician de la corrupción, de la especulación
financiera, de la compra y venta de armas y del crimen organizado,
despilfarrando y derrochando el dinero que obtienen con la sangre del
pueblo. Esto hace que el descontento de
la población crezca, las clases medias ven sus niveles de vida deteriorarse y,
las grandes compañías venden sus productos chatarra, llegando hasta las capas
más pobres de la población a la que nada puede restituirles la tierra pillada,
el agua pura de los ríos, el aire no contaminado y toda la biodiversidad y
cultura que han ido desapareciendo a medida que el sistema penetra hasta el
último rincón y demuestra cada vez con mayor evidencia su incapacidad para
crear las condiciones necesarias para que la población satisfaga sus
necesidades esenciales, viva bien y sea feliz, lo que está causando una gran
indignación y descontento a nivel nacional e internacional.
“Para apaciguar y acabar con este descontento e
indignación, los Estados /gobiernos progresistas de Sudamérica se han
presentado como una alternativa al capitalismo salvaje que ha imperado hasta
ahora, en la fase corporación nación del capitalismo, aliándose a las clases
dominantes y continuando con el extractivismo encubierto por “empresas
nacionales” dependientes de las Corporaciones Transnacionales, ya que, entre
otras cosas, no tienen ni el know how ni la capacidad
financiera necesarios para tener un verdadero control sobre los proyectos
extractivistas” (Venes, Francisco Miguel, 2016). Por lo que no son una
alternativa efectiva para la sociedad actual, sino únicamente un paliativo que
se utiliza como pantalla para hacer creer a la población que esos Estados están
buscando realmente un cambio social en beneficio del pueblo: “La revolución del
siglo XXI”. El dinero obtenido con el
extractivismo se distribuye supuestamente mejor en servicios sociales y
“desarrollo”, entendiéndose este como la construcción de infraestructuras
(carreteras, inmuebles, hidroeléctricas (incluyendo los que benefician a las
empresas mineras), etc., y en actividades asistencialistas que crean una mayor
dependencia de la población y no satisfacen sus necesidades ni tampoco alientan
a los pueblos a tomar en mano, en forma autónoma su propio futuro. En este sentido, la construcción de
infraestructuras procura también suculentas ganancias y un rápido retorno del
capital a las compañías constructoras, a los fabricantes de materiales de
construcción, a las compañías de transporte, nacionales e internacionales,
etc., mientras se difunde y expande un discurso social y ambiental
completamente cortado de la realidad, un discurso que no va a las raíces del
problema: la explotación, la destrucción y la decadencia en la que nos ha
sumido el sistema capitalista, pero sirve como pantalla que desvirtúa todo
intento de construir un sistema socio-económico-cultural diferente y liberar a
los seres humanos de la explotación y de la dominación de unos sobre otros.
A pesar de la falta de coherencia entre lo que
está pasando en la realidad y el discurso progresista un gran número de
personas en el mundo que se llaman de “izquierda” continúan a sostener a los
Estados progresistas, bien que algunos empiezan a dudar que sean realmente la
solución a los problemas por los que atraviesa la región y dejen de creer en
ellos, los Estados progresistas siguen presentándose como una alternativa, pero
ésta es cada día es más frágil y menos eficaz
en tanto que pantalla mistificadora[3],
en el caso de Brasil, por ejemplo, Fabio Nassif (2016) dice claramente, sin hacer
una crítica de derecha sino tratando de ir más allá tanto de la derecha como de
la izquierda: “lo que sí vale la pena es debatir por qué no debemos defender el
lulismo (aunque se debe denunciar las ilegalidades y el espectáculo mediático
montado alrededor del dirigente Lula). La opción del ala mayoritaria del PT a
lo largo de los años, fue la construcción de un proyecto de conciliación de
clases con esta burguesía nefasta que tenemos en Brasil, proyecto que triunfó
con la elección de Lula en 2002. El líder obrero gobernó entonces a favor de
las antiguas y nuevas élites durante ocho años, seguido por su sucesora Dilma
que logró formar gobiernos aún más a la derecha y que hoy se ha rendido a una
política estrictamente neoliberal… El lulismo es el símbolo más fuerte de la
conciliación de clases. Conciliación, en este caso, significa necesariamente
traición de clase. Y es por ese motivo que Lula fue aceptado por el capitalismo global. Aceptó, aplicó y convenció a
las masas de que estas reglas de juego solo eran administrativas”.
Es por ello que, para hacer un análisis de
dichos gobiernos nos es necesario compararlos con los principios de la
revolución integral (RI), a los que
consideramos la única alternativa
radical que se nos presenta actualmente, ya que no se refiere a la
transformación de uno solo de los elementos del sistema sino al sistema en su
conjunto y al conjunto de interrelaciones entre todos sus elementos, el tipo de
energía y de tecnología que utiliza y sus objetivos y valores sociales. La
crisis multidimensional requiere una respuesta integral que sitúe al ser humano
en el centro relacionándolo con todas sus dimensiones: espiritual,
socio-económica (lo que implica la tecnología con la que los seres humanos se relacionan
con la naturaleza), cultural y ambiental. Una revolución integral que ya está
en marcha, mostrando que un nuevo paradigma socio-económico y cultural está
naciendo al interior mismo del sistema capitalista en su fase
corporación-nación. Hasta ahora, las llamadas revoluciones han sido
momentos históricos, en los que la suma de pequeños cambios en el sistema de
dominación durante muchos años se manifiesta abiertamente en un corto periodo
de tiempo, generalmente por medio de la violencia, como un cambio en todos los
aspectos de la vida social, incluyendo las formas de Estado, de gobierno, de
sistema socio-económico, de las formas de organización, los valores y
comportamientos sociales. Sin embargo, en retrospectiva, no podemos considerar
a las revoluciones burguesas del pasado como integrales ni tampoco como radicales
pues, aunque han derrocado la dominación y el poder de una minoría de la
población sobre la mayoría y trastocado completamente la sociedad, los modelos
económicos y las ideologías en las que se sustentan promueven nuevamente la
dominación, la explotación, la destrucción y la muerte; Una clase dominante ha substituido
a las otras, el sistema económico social continúa procurando riquezas a unos
pocos mientras que la mayoría de la población vive en la pobreza y la
naturaleza se deteriora cada vez más; La explotación y la esclavitud continúan en
forma cada vez más execrable, lo que remete en cuestión la manera como la
historia nos ha sido contada hasta ahora es decir, la ficción según la cual se
nos ha querido hacer creer que las revoluciones forman parte de un proceso
ascendente de menos civilización, modernización y progreso a más civilización,
modernización y progreso. Esto nos lleva a redefinir los conceptos de progreso,
modernización y desarrollo, así como el concepto de revolución, lo que implica
el cambio de nuestra perspectiva en la manera de realizarla: “La forma más sencilla de cambiar
nuestra perspectiva es dejando de pensar en la revolución como si de una cosa
se tratara -“la” revolución, la gran ruptura radical- y empezar a preguntarnos:
“¿qué es una acción revolucionaria?” (Graever, David, ). Es decir, tenemos que situar la dinámica
del cambio social en el contexto socio-económico actual, constatar que ni
militarmente ni ideológicamente existe una correlación de fuerzas favorable al
cambio de paradigma socio-económico y, saliendo de los caminos trillados,
redefinir el concepto, la teoría y la praxis de la revolución que queremos: Primero
dejando las ficciones y las
mistificaciones que nos hacen creer que está únicamente puede llevarse a cabo
en forma violenta en un enfrentamiento entre las clases dominantes y la
población dominada; Segundo construyendo la relación de fuerzas necesaria para
realizar el cambio.
La RI que se vislumbra como la única alternativa
radical que puede sacarnos de la situación caótica en la que nos encontramos,
no solamente podrá ser no violenta (como la caída de la URSS y del muro de Berlín)
sino que podrá incluir en sus filas a personas y grupos que no necesariamente
sean obreros o campesinos pero ideológica y pragmáticamente luchen y trabajen junto
con ellos por su libertad y autonomía, contra todo tipo de explotación del
trabajo humano y destrucción o degradación de la naturaleza. No solamente
tendrá que fortalecer y consolidar los cambios incipientes precursores de otra
sociedad que se están dando a nivel mundial (colectivos, ecoaldeas, organización
de la familia, tecnología, etc.), sino que tendrá también que terminar con la
dominación y con la división de la sociedad en clases dominantes y clases
oprimidas y explotadas, tendrá que acabar con la explotación y con la
esclavitud y extirpar de raíz la idea de que son el progreso tecnológico, la
modernidad, el desarrollo y el crecimiento económico los medios que le
permitirán alcanzar sus objetivos libertarios.
Esto será únicamente
posible por medio de una RI en la que la multitud de acciones de cambio que
existen actualmente se manifiesten (ya se están manifestando) como la suma de múltiples
pasos hacia la revolución que se han ido acumulando durante cientos de años y
en este momento se hacen visibles, mostrando los cimientos de otra sociedad,
que de manera incipiente se están formando al interior de la sociedad actual. La
sumatoria de acciones revolucionarias, individuales y colectivas que se están
llevando a cabo actualmente, de manera a veces inconsciente y unas pocas veces
con una amplia consciencia y compromiso, constituyen el germen de una
revolución integral que ya está en marcha y que para, constituirse realmente en
alternativa histórica al sistema actual tendrá que llevarse a cabo en forma consciente,
comprometida y radical. Nuestra convicción es que vivimos una época pre-revolucionaria en la que
si logramos que todas esas iniciativas se lleven a cabo en forma informada, consciente
y comprometida, se organicen formando redes y se unan a todos los niveles, se
logrará constituir una relación de fuerzas suficiente como para socavar la explotación,
opresión y destrucción. Al mismo tiempo que se vaya construyendo una nueva
sociedad que no solamente substituya una clase dominante por otra, ni unas
instituciones por otras, ni una forma de explotación por otra con cambios cosméticos
sino, que termine con todo tipo de Estado y sus instituciones en tanto que
estructuras de poder, se libere a las personas de toda explotación y opresión; Una
nueva sociedad en la que todos trabajen juntos, sin jerarquías, con nuevas
entidades de gobierno y administración del pueblo y una gran convivencia amor y
amistad.
Solamente la
consolidación de la Revolución integral que se está llevando a cabo desde ya,
tanto a nivel individual como colectivo, permitirá encontrar soluciones que en
forma coordenada y articulada nos vayan sacando del caos en el que vivimos, a
todos los niveles (local, nacional e internacional). Como dice, Félix, Rodrigo
Mora (2013) “La revolución ha de ser integral, y no sólo social, porque en ella
se ha de efectuar un cambio total, que altere no sólo la naturaleza de la
sociedad en el terreno político
económico sino en todas las facetas de la existencia, creando un orden
de cosas completamente nuevo, aunque apoyado en lo mejor y más valioso del
mundo tradicional popular, unificando tradición y revolución”. Esta Revolución
integral, deberá ser, en la medida de lo posible, no violenta, socavar al
Estado-nación y a todas las instituciones burguesas, suplantándolos por entidades
de gobierno del pueblo y por comités de ejecución no jerárquicos que se ocupen
de los problemas sociales, ambientales y culturales. Lo que implica “la
abolición de la concentración institucional del poder en manos de varias
elites” (Fotopulos, Takis, 2005)
1.1
Que es la RI
Es un cambio o
transformación integral, radical y sistémico en construcción, tanto a nivel
individual como social. Es un cambio que ya está en marcha, yendo a las raíces
de la explotación/destrucción en forma radical pero, requiere expandirse, multiplicarse
y elaborar una estrategia con un marco teórico conceptual en el que se
establezcan sus principios, lineamientos metodológicos y teóricos, no para
atarse a ellos de forma dogmatica sino que, al contrario, para dar a cada colectivo,
comunidad y a cada pueblo instrumentos que le permitan participar a la
revolución coordinadamente con los demás y construir en forma completamente
libre, autónoma y diversa la nueva
sociedad que se vislumbra en el futuro y
ha comenzado a nacer. La RI ya está en marcha, no es otra de las tantas
ficciones con las que se nos ha manipulado y desviado de nuestros objetivos de
libertad, buen vivir y autonomía sino que parte de la realidad concreta a la
que se está tratando de transformar, con muchas dificultades. Sin embargo, a
pesar de todos los obstáculos que el sistema actual genera para impedir que se
consolide, sigue caminando. Tiene su base en miles de iniciativas y proyectos
que, con diferentes niveles de conciencia y compromiso, representan la
transferencia del capitalismo hacía un sistema radicalmente diferente, aunque,
sin todavía romper completamente con la lógica del primero, se salen
tangencialmente de esta lógica y empiezan a darse valores, comportamientos y
objetivos que ya no corresponden a la lógica del poder, de la acumulación de
capitales y del dinero. En América Latina, como dice Arturo Esteva (2016): “una fuerza
teórico-política comienza a recorrer Abya Yala/Afro/Latino-América de forma
sostenida, contra viento y marea y a pesar de sus altibajos. Surge de la
activación política de la existencia colectiva y relacional de una gran
variedad de grupos subalternos –indígenas y afrodescendientes, campesinos,
pobladores de los territorios urbanos populares, jóvenes, mujeres solidarias.
Es la ola creada por los condenados de la tierra en defensa de sus territorios
ante la avalancha del capital global neoliberal y la modernidad individualista
y consumista. Se le ve en acción en tantas movilizaciones de las últimas dos
décadas, en encuentros inter-epistémicos, en mingas de pensamiento, cumbres de
los pueblos, y en convergencias de todo tipo donde los protagonistas centrales
son los conocimientos de las comunidades y los pueblos que resisten desde las
lógicas de vida de sus propios mundos. Involucra a todos aquellos que se
defienden del desarrollo extractivita porque saben muy bien que “para que el
desarrollo entre, tiene que salir la gente”, como con frecuencia lo manifiestan
las lideresas y líderes Afrocolombian@s que experimentan el desplazamiento de
sus territorios bajo las presiones del llamado progreso”.
La mayoría de estas
iniciativas, sin embargo, tiene un carácter reformista, mismo si pretenden oponerse
a que el capitalismo y su cultura de destrucción y muerte se sigan expandiendo,
son paliativos o alternativas parciales, cosméticas y carecen de una visión sistémica
y global del cambio social, lo que les impide luchar y trabajar en forma unida.
Las luchas y esfuerzos se fraccionan, actúan en forma aislada los unos de los
otros y no llegan a constituir una fuerza lo suficientemente potente como para
derrocar al sistema capitalista y construir otro. Por lo que es necesario
trabajar por que el mayor número de personas, comunidades y colectivos tomen
conciencia, se comprometan y lleguen a formar parte de la RI, creando sinergias
y comprendiendo las interrelaciones que existen entre ellas, luchando contra
las divisiones y rivalidades que, al contrario, mantienen a las personas,
comunidades y colectivos divididos, aislados y sujetos al sistema al que siguen
reproduciendo.
1.2 Características de la RI
No es un enfrentamiento
violento entre clases sino que es una lucha integral contra la dominación, que
puede utilizar la violencia pero no como objetivo, promoviendo la toma de
conciencia y el compromiso de todas las personas y organizaciones que
participan en ella, llevando a cabo cambios revolucionarios cotidianamente en
cada acción o actividad consciente y comprometida en la que participan: “El
proyecto de revolución social necesita algo más que el voto, algo más que la
confianza pasiva de los electores, algo más que una elite ilustrada: Necesita
procesos de toma de conciencia de las multitudes explotadas, procesos de
conformación colectiva de un nuevo sujeto consciente de sí mismo y de las
ataduras y posibilidades de su ser social en el marco de la actual estructura
de clases, así como de sus potencialidades para trascenderla y superarla
aboliéndola. Esa es la gran maldición y al mismo tiempo la gran posibilidad del
proyecto revolucionario. Nadie lo va a implementar por nosotros. Luego nosotros
y nosotras (las grandes masas de explotados y oprimidos) debemos ser capaces de
conquistar una conciencia acrecentada, hecha de experiencia práctica tanto como
de reflexión teórica. Así, la acción transformadora no puede más que ser una
acción pedagógica de masas”, (Carretero, Miramar, José Luis, 2015). La RI
promoverá la no violencia, sus armas serán ideológicas y buscara en lo concreto
debilitar al sistema en sus puntos más débiles, como el consumo. Ya que como
dice Ted Trainer: “El capitalismo no puede
sobrevivir si la gente deja de comprar, consumir y gastar a un ritmo acelerado.
Nuestro propósito es ir construyendo gradualmente las prácticas y sistemas
alternativos que permitan a cada vez más gente salirse del mainstream (de la
corriente principal), abandonar la sociedad de consumo, y asegurarse cada vez
una parte mayor de sus necesidades materiales y sociales a partir de esos
sistemas y fuentes alternativos que surjan de sus barrios y pueblos. Esta revolución, no hay duda, trata de la muerte del capitalismo; no obstante puede
ser una revolución de tipo pacífico y no-violento, por la cual se vayan
desarrollando poco a poco dentro de los viejos sistemas otros nuevos sistemas
locales, de pequeña escala y participativos que los reemplacen… Nuestra tarea crucial es conseguir montar los
sistemas alternativos y llevarlos lo suficientemente bien en el tiempo que nos
queda, de tal modo que la gente pueda ver que hay estupendas alternativas, y se acerque para unirse a nosotros… Los que estamos en el
movimiento alternativo debemos en consecuencia laborar todo lo intensamente que
podamos para conseguir tener la alternativa lista y funcionando para que pueda
ser vista como un bote salvavidas” (Trainer, Ted, 2014).
Ruptura con la democracia burguesa y
sus instituciones (Estado-nación, parlamento, sufragio universal, etc.), ya que
las luchas de la izquierda ya sean violentas o electorales se caracterizan por
su carácter reformista, así como las numerosas iniciativas sociales se sitúan
todas en el marco de la institucionalidad burguesa y no salen de ella. Los
gobiernos progresistas, por ejemplo, nacen de procesos
democráticos con una elevada participación popular, ya sea institucional o no
institucional “no exigen sacrificios a
las mayorías en nombre de un futuro glorioso, sino que tratan, por el
contrario, de transformar el presente de quienes nunca tuvieron acceso a un
futuro mejor” (Boaventura de Sousa Santos, 2014). Hay
que recordar que la universidad, como la escuela, las iglesias y los medias de
comunicación son también instituciones del Estado que ejercen el poder
ideológico de las clases dominante, por lo que, en general, las personas y
gobiernos que pertenecen a dicha estructura muy difícilmente van a hablar y
trabajar por la disolución del Estado capitalista y la construcción de entidades
de gobierno y administración populares. Estamos en un periodo de transición histórica
entre el capitalismo caducado (pero todavía con suficiente fuerza y poder como
para acabar con la humanidad entera) y una nueva sociedad, un nuevo mundo y una
nueva vida (con toda la fragilidad del recién-nacido) que son los que hay que
imaginar, reinventar y construir, si queremos superar la situación actual. Para
eso el pueblo tiene que ir más allá y sobrepasar tanto en forma teórico-conceptual
como en la praxis los gobiernos como él de Correa, Evo, etc.
La RI no es un discurso
abstracto ni una nueva mistificación sino una realidad concreta basada “en las
luchas y trabajo de la población, el apoyo mutuo y la
solidaridad, la confianza, el respeto, la fraternidad y, en general, en el amor
entre los seres humanos” (Llamamiento internacional BRI). Es un
cambio social subterráneo, tanto individual como colectivo, en el que la
lógica, objetivos y valores del sistema capitalista se derrocan, trabajando
silenciosa y discretamente como las termitas para implementar una nueva vida,
una nueva sociedad y un nuevo mundo.
No es un cambio
reformista ni parcial, o sea que rompe con el Estado y sus instituciones para terminar
en forma radical con la monopolización de los recursos y las riquezas
acaparados por las elites nacionales e internacionales, con la explotación del
trabajo y con la destrucción de la naturaleza, al mismo tiempo que los pueblos
construyen nuevos objetivos sociales, una nueva sociedad y un nuevo mundo.
No es un movimiento político
jerarquizado formado por partidos ni una organización unificada con un programa
mistificador sino que tiende a ser la constitución en fuerza de cambio de miles
de movimientos e iniciativas descentralizados que actúan en forma
descentralizada y autónoma a nivel nacional e internacional con los mismos
lineamientos, valores y objetivos sociales, dándose sus propias reglas,
planificando y realizando sus propios objetivos (en el marco de los
lineamientos y valores de la RI) y basándose en la auto organización,
autodeterminación y asambleas populares soberanas (Llamamiento internacional )
1.3 Obstáculos que se presentan a la RI
Podemos citar los siguientes
obstáculos que impiden actualmente que
las iniciativas tengan un carácter revolucionario radical:
1) No hay una
estrategia global que incluya los diferentes niveles (local, nacional e
internacional) y de una unidad a las iniciativas y proyectos que están en
marcha, ya que, como dice Fotopoulos (2005) las iniciativas y movimientos “son
y serán muy importantes en la RI únicamente si se llevan a cabo como parte
integral de un proyecto político con estrategias, medios y objetivos claramente
anti sistémicos… en caso contrario “no tienen ningún potencial de convertirse
en un movimiento masivo y nunca perderán su carácter de estilo de vida, siendo
en el proceso fácilmente marginadas o integradas en el sistema” (Fotopoulos,
Takis, 2005)[4].
2) La
incapacidad de analizar los problemas en una forma holística y sistémica, que
muestre como cada problema forma parte integrante de un sistema socio-económico
global, la forma en la que los diferentes problemas se interrelacionan los unos
con los otros y la imposibilidad de resolverlos al interior mismo del sistema.
La imposibilidad de resolver dichos problemas en el marco del sistema
capitalista y la necesidad absoluta de llevar a cabo una revolución integral en
la que participe el mayor número de personas y organizaciones, para llegar a
resolverlos en forma conjunta;
3 La falta de
conciencia de la mayoría de las personas y organizaciones que participan en
dichas iniciativas, ignorando que forman parte fundamental del cambio global en
marcha actualmente, que están
contribuyendo a construir otro mundo, que su contribución al cambio es
indispensable y tienen una gran valía y responsabilidad históricas y, de que,
si realmente quieren un cambio que salga del sistema capitalista actual que vaya
más allá del discurso, deberán ir a las raíces del sistema, derrocando al
Estado-nación y luchando contra la propiedad privada de los medios de
producción, el trabajo asalariado, la guerra, toda forma de dominio de un ser
humano sobre otro y la degradación y destrucción de la naturaleza;
4 La cooptación por medio de salarios y prebendas (poder, viajes, puestos en el
gobierno, embajadas y ONG, etc.), con los que son pagados la mayoría de autoridades,
líderes y técnicos, crea una elite nacional e internacional cuyo interés es que
el sistema se siga reproduciendo, ya que está atada por el dinero, fuerte
cadena que esclaviza a las personas y organizaciones, haciendo que no osen traspasar
los límites de dicho sistema;
El miedo que
causan la represión del Estado y los cuerpos paramilitares de la oligarquía que
están siempre prontos a marginar y reprimir, hacer desaparecer o asesinar a los
que se atreven a ir demasiado lejos o no
se dejan comprar con dinero y prebendas;
6 El
reformismo[5] y
la ideología social-demócrata, la izquierda, el progresismo y en general toda lucha que se hace por
reformas, tratando de resolver los problemas en el marco del sistema de
dominación “De la acción por reformas no puede salir la revolución porque hay
una diferencia cualitativa entre una y otra” (FRM, 2013).
7 La división
y rivalidades que existen entre organizaciones e iniciativas por financiamiento,
territorio y poder, lo que les impide unificar sus esfuerzos y constituir una
fuerza lo suficientemente potente como para contrarrestar al sistema y
construir otro.
Si se logra superar
estos obstáculos, la RI no será solamente integral y radical sino será múltiple,
multidimensional, ubicua y universal. Estará
constituida por una multicadena de redes, organizaciones y comunidades diversas
a través del mundo, actuando de forma sinérgica en todas las capas sociales de
la población (excluyendo únicamente a las clases dominantes, los explotadores y
manipuladores a su servicio), en todas las profesiones (incluyendo artistas,
científicos y técnicos de todo tipo) en todas las organizaciones, en todos los
sitios web y en todos los países. No es un solo grupo de personas los que la
llevaran a cabo sino una multitud de colectivos, organizaciones, comunidades y
personas, cada uno con sus actividades y formas de gobierno y funcionamiento autónomos
pero, con los mismos valores, objetivos
y lineamientos de construcción del futuro. Sin recetas ni dogmas que
uniformicen las luchas y los trabajos pero con una sintonía teórico-conceptual
según la cual, todos los participantes trabajen y luchen coordinada y articuladamente
por alcanzar libertad, autonomía, justicia, etc., respetando la diversidad de
cada uno y haciendo uso de diferentes metodologías en la práctica. De manera que los valores, lineamientos y principios de la RI
sean omnipresentes en todo lugar en el que existan protestas, descontentos y
voluntad de construir un mundo mejor y se prolonguen en el tiempo y en el
espacio. La RI deberá llegar a ser un movimiento arrollador, consciente e
imparable, tal como las explosiones atómicas en las que la explosión de un átomo
desencadena una cadena infinita de pequeñas explosiones que se provocan las
unas a las otras, la RI (individual y colectiva) deberá expandirse y
multiplicarse lo más rápidamente posible con el fin de acabar con las guerras, la explotación y la destrucción
del ambiente tanto cultural como natural, al mismo tiempo que abre un rico
futuro a los jóvenes y niños. Ese es el reto.
1.4 Lineamientos y valores
principales
1.4.1 Lineamientos
a. No puede haber un cambio radical del sistema socio-económico capitalista
si no se impugna toda forma de Estado, en tanto que estructura de poder de las
clases dominantes, y sus instituciones nacionales e internacionales (incluyendo
las instituciones ideológicas como la escuela, las universidades, las iglesias,
los medios de comunicación, etc.), al mismo tiempo que se empieza a construir
un nuevo paradigma socio-económico basado en la autonomía individual y social,
el autogobierno, la solidaridad y el trabajo conjunto, sin explotación de los
seres humanos ni destrucción de la naturaleza;
b. No puede haber un cambio radical del sistema socio-económico
capitalista, si las personas, pueblos y comunidades no rompen conscientemente con
las ficciones que los encadenan y recuperan su espiritualidad: el amor por la
justicia, el respeto por todo ser vivo, por lo bello, lo bueno y por la verdad,
así como la solidaridad y generosidad
propios de su naturaleza ancestral;
c. No puede haber un cambio
radical de sistema socio-económico ni hacerse valer los Derechos humanos, que
son un engaño bajo las instituciones propias al sistema capitalista, si no salimos
integra y radicalmente de ese sistema, lo que implica la extinción no solamente
de los Estados-Nación sino que también de las instituciones nacionales e
internacionales, así como la creación y consolidación de entidades federadas de
gobierno del pueblo a nivel nacional e internacional;
d. No puede haber un cambio radical de sistema socio-económico ni
hacerse valer los Derechos humanos[6]
sin romper con las dicotomía y encasillamientos en los que el sistema
capitalista nos ha encajonado[7],
impidiendo que tengamos una visión holística y sistémica de nuestra vida y de
nuestro mundo, es decir sin reintegrar:
i.
La realidad a la vida
cotidiana, desenmascarando las ficciones que nos apartan del camino de la
libertad y la autonomía;
ii.
El conjunto de dimensiones de
los seres humanos (físicas, espirituales, intelectuales, artísticas,
científicas, políticas, etc.), convirtiéndonos en personas multidimensionales;
iii.
A los seres humanos y a la
naturaleza como parte de un solo Universo en el que todos los elementos son
interdependientes;
iv.
A lo individual con lo colectivo y lo
comunitario;
v.
A la ciencia y a tecnología
modernos a la tradición y conocimientos tradicionales;
utilizando las tecnologías tradicionales, las tecnologías modernas y las
tecnologías apropiadas[8]
según cada contexto y localidad, descartando las tecnologías, basadas en los
últimos avances de la ciencia, que sean inapropiadas para los pueblos y sus
territorios (como la agricultura industrial y la medicina alelopática) ;
vi.
A las mujeres y hombres,
ancianos, jóvenes y niños; A los diferentes pueblos y naciones a nivel
nacional e internacional;
vii.
Al conocimiento y la técnica,
la tecnología y la ciencia, la teoría y la práctica, el trabajo manual y el
trabajo intelectual.
Tampoco podrá realizarse ese cambio si no se entre prende una lucha
contra la industria militar, contra la guerra y contra toda forma de violencia
(la que solamente podrá ser utilizada en forma defensiva cuando sea
estrictamente necesario) para salvaguardar la integridad de las personas y de
los pueblos. Sólo la unión y organización del pueblo en torno a una estrategia
de cambio integral y radical podrá constituirse en una fuerza lo
suficientemente solida y potente como para terminar con ellas y construir la
paz.
1.4.2
Todos estos lineamientos
deberán basarse en los siguientes valores
a)
Amor y respeto entre los seres
humanos, ellos y la Madre Tierra
b)
Libertad
c)
Distribución equitativa de las
riquezas y recursos
d)
Solidaridad y trabajo conjunto
e)
Fraternidad planetaria
(internacionalismo),
f)
Respeto de la diversidad
cultural y natural
g)
Autonomía
h)
Democracia inclusiva
i)
Autogestión, Autogobierno y
Autodefensa
j)
Poder popular
1.4.5 Nuevo
paradigma socio económico
La definición de
una estrategia de RI deberá contemplar la construcción y consolidación de una
economía y una sociedad solidarias, basadas en:
a)- El respeto a la naturaleza y a los ecosistemas y
el manejo ambiental sostenible;
b)-Un sistema económico-social y cultural solidario basado en el apoyo
mutuo, la solidaridad, la confianza, el respeto y la satisfacción de las necesidades sociales;
c) La producción y tratamiento ecológicos de insumos, productos y
deshechos;
d) El intercambio solidario;
e) El consumo responsable;
f) La repartición equitativa del trabajo y de las riquezas creadas;
g) -La creación para todos de empleo y servicios sociales dignos;
h)-La seguridad y bienestar social para todos;
i)-Cajas de ahorro y crédito comunitario y bancas solidarias nacionales
e internacionales;
j)-Sistemas de monedas no oficiales, no especulativas que permitan el
intercambio a diferentes niveles (local, nacional e internacional).
1.4.6 ¿Cómo?
Trabajando con coherencia entre medios y fines: Tenemos que estar muy conscientes
de que el proceso de Revolución Integral es una transición desde el sistema
vigente hacia una nueva sociedad y una nueva humanidad que no se hará de un día
al otro sino en un proceso de transición. El camino para ir de un lugar a otro
es el aprendizaje y los intercambios a todos los niveles que nos permitan ir aprendiendo
y definiendo a donde vamos a corto y mediano plazo, partiendo del lugar en el
que estamos hasta donde queremos llegar a mediano y largo plazo. Hace falta,
pues, que los medios para realizar esta transformación estén en concordancia
con los fines que anhelamos. Que nuestro discurso sea coherente con nuestros
pensamientos, discurso, actitudes y comportamientos individuales y colectivos.
Por otra parte, la RI tiene que ser sumamente creativa y no centralizada por lo
que, las formas de organización y el proceso de consolidación de la RI no
pueden sujetarse a reglas uniformes ni a nivel nacional ni a nivel planetario,
sino que tiene que ser decididas en asambleas autónomas o consejos abiertos[9] en
las que todos tengan el derecho a participar en la toma de decisiones, según el
contexto geográfico/histórico y cultural de cada comunidad y de cada pueblo.
1.4.7 Escalas de acción
Como lo señala Francisco Miguel Venes (2012), existen desde ya “diferentes
escalas de acción que tienen que construirse a partir de una diversidad de
actores y actrices en varios ámbitos sociales”, poniendo como ejemplo en el
Ecuador, el enfrentamiento directo o defensa del territorio (que es
criminalizado por el Estado y los intereses mineros) o, saliendo del derecho
constitucional, la resistencia de múltiples movimientos a la injusticia y su
lucha por la autonomía.
1.5
¿Quién, donde, cuando?
Existen desde ya focos de resistencia que nos muestran
la existencia de actores que están luchando desde ya por un cambio, como dice el Llamamiento internacional: “La
dominación intenta socavar la dignidad humana, que es en sí misma semilla de la
resistencia y de la construcción de otros mundos. Comunidades originarias,
pueblos indígenas, movimientos sociales y políticos autogestionarios y colectivos
resistentes en cada rincón del planeta continúan su larga batalla para defender
la tierra de la explotación, de la desarticulación de sus culturas y de la humillación
de sus gentes. Tanto en el campo como en la ciudad, la dignidad nos dota de
formas legítimas de autodefensa de los pueblos, de los valores humanos y de la
propia humanidad. Las movilizaciones se multiplican allí donde resiste la
dignidad: la insumisión y la desobediencia refuerzan la no-colaboración con las
estructuras dominantes (estados, instituciones y empresas). Son focos de
resistencia a la asimilación y plantan cara al poder. Son inteligencia
colectiva en emulsión, creación y garantía de que otros mundos son necesarios y
empiezan a hacerse realidad.
Por lo que, la RI podrá
ser construida únicamente, a medida que dichos focos de resistencia se
consoliden y fortalezcan y cada uno de nosotros y nosotras, devenga más consciente
y comprometido (rompiendo con todas las dicotomías y encajonamientos), tome en mano su responsabilidad histórica y
se convierta en sujeto autónomo de cambio social. A medida que realicemos
nuestra responsabilidad en la construcción del presente-futuro y del de los
jóvenes y niños. La RI está siendo construida por todas las personas y
colectivos íntegros, conscientes y comprometidos que, a diferentes niveles y en
todas partes trabajan juntos desde ya con los demás para consolidar la
democracia inclusiva y el poder autónomo de las organizaciones y de los pueblos,
tomando las decisiones en asambleas, sin jerarquías ni jefes que manden y
decidan al margen de la voluntad popular[10].
1.6 Ética, espiritualidad y transformación individual
parte fundamental de la RI
La RI implica obligatoriamente no solamente el cambio
social-económico y cultural sino que también la recuperación de la dimensión
espiritual de los seres humanos, que bajo toda sociedad de dominación no son
más que objetos utilizados para el servicio de las elites “Bien que el cambio
buscaba desde fines de 1800 “no sólo derrocar el régimen económico basado en la
ruda explotación, la especulación y el fraude, sino también por agitar la
sociedad en la vida intelectual y moral por sacudir el estupor, rehacer las
costumbres, llevar al ambiente de pasiones viles y mezquinas del momento el
soplo vivificador de las nobles pasiones, de los grandes entusiasmos, de los
generosos ideales” (Kropotkin, 2001)
Entendiéndose por dimensión espiritual, la
capacidad ilimitada de amar tanto a la naturaleza como a otros seres humanos, a
la libertad, a la verdad, a la belleza, a la virtud, al bien y a lo bueno. Esto
significa, como dice FRM una revolución axiológica en la que los valores de
lucro y acumulación del sistema capitalista sean trastocados por valores que
exigen una profunda vida interior “Si en un sentido estricto la revolución que
hacer tiene como contenido la realización de la libertad igualitaria para todo
el cuerpo social, en lo axiológico ha de concebirse como la realización del
bien y la virtud. Los recursos espirituales tienen que ser su propósito y
también su fuerza motriz, pues su esencia es el despertar de las fuerzas del espíritu”
capaces, tal vez, de superar, desbordar y vencer a las fuerzas de la opresión,
si se fomentan lo suficiente” (FRM, 2015, págs. 315-16). Lo que no implica, de
ninguna manera una vida complentativa cortada del quehacer revolucionario, sino
al contrario, exige una coherencia absoluta entre lo que se dice y lo que se
hace, entre la dimensión espiritual y el actuar concreto de cada persona a
nivel individual y social, ya que, tenemos que estar consientes de que toda
espiritualidad cortada de una práctica revolucionaria y de una dimensión social
es una espiritualidad vacía de contenido, un cascarón repleto de discursos
vanos e incoherentes que no solamente no tendrán ninguna influencia sobre la
realidad ni sobre el cambio social, sino que, al contrario, serían ficciones o supercherías
que lo frenan y desvirtúan. “Es por ello que “el tema especifico
de la crisis psicològica y espiritual, de las personas y la humanidad, y su superación, es clave para la revolución integral.
Del mismo modo que hacemos critica al modelo económico y político y proponemos
alternativas estructurales, también hace falta pensar criticamente sobre
nuestra crisis como sujetos, llenos de individualismo, ego, competititividad,
la politica del ojo por ojo diente por diente... y su posible superación, a
traves de poner sobre la mesa nuevos valores y formas de hacer, critica y
autocritica, ejercicios de mejora y autotransformacion, una cosmovisión del
amor...no podemos caer en el politicismo y el economicismo, y no salirnos de
los paradigmas meramente estructuralistas sería un error” (Laia Vidal, comunicación personal 2016).
Esto es muy difícil
pues, la espiritualidad bajo el sistema actual se ha convertido, no solamente
en una mistificación manipuladora, sino también en una mercancía a la que se
compra y se vende, arriesgándose una persona honesta a caer en manos de
estafadores y charlatanes, pero es sumamente necesario plantear la necesidad de
reivindicarla como parte integral de la RI, ya que esta significa una
transformación global del individuo revolucionario que deberá cambiar
individualmente y en colectividad, imaginar, crear y consolidar una nueva
espiritualidad y nuevas actitudes y comportamientos sociales, con una nueva
ética. Esto significa igualmente una lucha constante contra la violencia, la
manipulación y el dominio a todos los niveles (individual, familiar,
comunitario, regional e internacional), un cambio de actitudes y
comportamientos sociales masivos, de manera a crear un contrapoder
suficientemente potente que se oponga e impida la guerra y la violencia en las
que vivimos. Como dice Silo, “no se habla
de soluciones simplemente personales ya que éstas no existen, en un mundo
social e histórico es la acción hacia el mundo y hacia las otras personas,
desde luego la acción con sentido, la que permite salir hacia todas las
soluciones” (Silo, 2000 ).
1.7 Algunos
pasos concretos, fundamentales
Estos pasos, de ninguna
manera deben darse separados en el tiempo y en el espacio, sino que como está
pasando actualmente, tendrán que darse simultáneamente en muchos lugares, en
todos los tiempos y a diferentes niveles cada vez con mayor consciencia y
compromiso de las personas y comunidades que los entre prenden. Algunos los
tendremos que dar todos individual y colectivamente, sin importar el lugar en
donde estemos, ya que es responsabilidad de cada persona consciente prepararse
del mejor modo posible para la realización exitosa de la RI y comprometerse a
participar en ella. Pero, hay otros pasos que tendrán que ser tomados en el
marco de una comunidad o colectivo y no tendrán que llevarse a cabo por todos, aunque
todos estén indirectamente implicados en ellos, sino que en función de las
capacidades y limitaciones de cada uno, así como de las exigencias de la RI en
los diferentes contextos. Es, como para fabricar un avión, cada constructor del
futuro podrá especializarse en algo según sus gustos, preferencias y
posibilidades pero todos tendrán que tener mentalmente la imagen global de cómo
funciona y está organizado el sistema en su conjunto, así como de la utilidad y
forma de funcionamiento de cada elemento, las normas, reglas y objetivos que se
quieren alcanzar al fabricarlo. Aunque cada persona u organización trabaje o
luche en un aspecto particular del cambio social deberá ser en sintonía con los
demás y junto con los demás, trabajando en la forma más eficiente, coordinada y
articulada posible en la RI, que, como dijimos anteriormente ya está en marcha.
Por otra parte, al
mismo tiempo que todos estos pasos se incentivan y consolidan, cada colectivo o
comunidad deberá, en el límite de sus posibilidades y limitaciones, crear un
ingreso mínimo (en dinero, en moneda no oficial o en forma de trueque,
intercambiando horas de trabajo contra mercancías u horas de trabajo contra
horas de trabajo, etc.) garantizado para todos aquellos que participen a la
construcción de la RI en la comunidad o colectivo. Una nueva organización del
trabajo debe empezar a ser estudiada e implementada
desde ya (cosa que algunos colectivos ya están haciendo), poniendo en marcha
poco a poco nuevas formas equitativas de organización del trabajo (social, productivo, artístico, científico,
etc.) con tiempos y modalidades de trabajo y ocio decididos por todos, la
satisfacción de las necesidades esenciales aseguradas para todos y el desarrollo de múltiples
servicios sociales para todos también.
El
primer paso sería la auto reconstrucción
de las personas tanto a nivel individual que colectivo: “Ganar la batalla de
las ideas, concentrada en lo más decisivo, es preparar la revolución. Así pues,
hay varias tareas: a) crear ideas revolucionarias, b) difundirlas, c) combatir
a las ideas reaccionarias con argumentos verdaderos, d) organizarnos para realizar las actividades precedentes. La experiencia ha mostrado que un factor
limitante clave es la calidad del sujeto: sin personas de valía no hay
revolución posible. En los últimos decenios
el par Estado-capital se ha concentrado en la destrucción planificada de la
persona para constituir una sociedad del conformismo total. Ha creado
seres nada, sujetos incapaces y embrutecidos, que sólo desean consumir más y
más, que llevan una existencia puramente zoológica o vegetativa, y que además
están orgullosos de ello. Sin regenerar a la persona no se puede avanzar.
Tenemos, en consecuencia, que prestar una atención decisiva al sujeto real, sin
dejarnos llevar al callejón sin salida de apostarlo todo a lo económico
(economicismo), o a lo político (politicismo), o a una mezcla de ambas. La
experiencia del último medio siglo es contundente: no hay avance en la lucha
contra el capital y el Estado a través de acciones meramente reformadoras. Ha
llegado el momento de establecer una estrategia de revolución integral, que se complemente con otra no menos sustantiva de autoconstrucción del
sujeto. Ha llegado, también, el momento de librar una lucha de ideas hasta el
fin contra el reformismo, el economicismo, la mentalidad de gueto, la
preocupación por lo pequeño y, en general, toda la ideología socialdemócrata,
se presente bajo las etiquetas que se presente. Tenemos, en la actual fase
histórica, una oportunidad muy fidedigna de destruir al capitalismo y eliminar
al Estado. No la desaprovechemos. En ese sentido los próximos 10 años serán
decisivos” (FRM, 2013).
El segundo paso (que ya se está llevando a cabo en forma incipiente, sería la
consolidación de las redes de alianzas que ya existen y la creación de nuevas redes
a todos los niveles (local, regional, nacional e internacional). ¿Cómo podemos
desarrollar una red internacional? Se tienen
que compartir y después coordinar y articular las diferentes experiencias
nacionales y locales sin compartimentalizarlas ni fragmentarlas sino enmarcándolas
en el marco global de la RI. ¿Cómo podemos
desarrollar redes a nivel local? Tratando de involucrar a las personas y
colectivos que trabajan y luchan en diferentes temas, mostrándoles como dichos
temas están interconectados y forman parte de un mismo sistema, que es al que
hay que derrocar uniéndonos en una estrategia común, mostrándoles que para
lograr sus objetivos tienen que relacionarlos con los objetivos de todos y
trabajar en armonía con todos, creando
espacios de discusión y debate sobre esta interconexión y las estrategias de
lucha conjunta que pueden surgir a diferentes niveles. Solamente una práctica
de cambio radical acompañada por una teoría y objetivos claros pueden mostrarnos la
forma en la que nuestras ideas libertarias se pueden traducir en las
actividades cotidianas, a diferentes niveles, creando al mismo tiempo redes
locales multidimensionales, relacionadas también con otras redes nacionales e
internacionales de manera a ir tejiendo la estrategia en todos los niveles.
El tercero, el desarrollo de tecnologías y medios de comunicación, información,
reflexión y debate que se pongan al servicio de la RI, eliminando poco a poco
la dominación, los controles, la mediocridad y vulgaridad de los medios que
actualmente utilizan dichas tecnologías para manipular a las “masas”. Se
necesitaran científicos, técnicos e ingenieros identificados con la RI, no
solamente en la comunicación sino que en todos los campos (medicina,
agricultura, educación, etc.) que sean capaces: 1) de transformar las tecnologías
actuales que se desarrollan en torno al dinero, al poder y la acumulación de
capitales en tecnologías apropiadas al servicio de la población; 2) de crear
nuevas tecnologías apropiadas para cada situación; 3) de enseñar y transferir
dichas nuevas tecnologías en las escuelas de la RI (desde párvulos a la
universidad) de manera que el monopolio de la ciencia y tecnología que existe
actualmente no se reproduzca y el mayor número de personas de todas las edades
los dominen y puedan utilizarlos.
El cuarto, que ya ha comenzado también, la creación y consolidación de
entidades de gobierno y administración en los diferentes colectivos y redes, que
decidan sus propias normas y leyes;
El quinto, una campaña a todos los niveles, contra la guerra y la represión en
forma de atraer y congregar al mayor
número de personas y organizaciones que están contra la guerra, estableciéndose un contra poder del pueblo y desmontando el aparato
policíaco y militar en todas partes del mundo, ya sea convenciendo a policías y
soldados de confraternizar en torno a la RI, ya sea creando una fuerza unida lo
suficientemente solida como para influir en la balanza política nacional y mundial,
impidiendo que la represión y la guerra continúen.
[1] Las nuevas tecnologías permiten una tal expansión de la
producción que los costos marginales por unidad tienden a descender a tal punto
que la tasa de ganancia de las empresas desciende igualmente y no llega a
satisfacer a los empresarios. Se produce una cantidad de excedentes que no
llegan a venderse en forma rentable, lo que desincentiva las inversiones. Las
empresas se ven obligadas a buscar medios para aumentar artificialmente los
precios de los productos y disminuir la producción al nivel donde se obtienen
las ganancias máximas. Gran parte de la población se ve marginada en el momento
de la producción pues la tecnologia remplaza el trabajo humano y excluye a
miles de personas del mercado laboral e al momento de la comercialización
cuando, debido a los precios elevados artificialmente no pueden acceder a los
mercados en tanto que consumidores.
[2] El
poder económico que el crimen organizado trasnacional ha alcanzado es colosal.
Entre el narcotráfico, contrabando, piratería, extorsiones, trata de personas,
comercialización de medicamentos apócrifos y hasta delitos relacionados con el
medio ambiente, obtiene ganancias anuales estimadas en 2.1 billones de dólares.
De ese dinero sucio las organizaciones criminales –incluidas las mexicanas–
logran lavar hasta el 70 por ciento en el sistema financiero mundial, calcula
la UNODC (Pérez, Ana Lilia, 2011)
[3] Lo
que cada día hace más evidente para las clases dominantes la necesidad de que
el Estado utilice la fuerza militar y la represión, indispensables para
controlar a la población que cada día realiza la verdadera naturaleza de esos
régimenes, como lo podemos constatar con el aumento de la violenta represión y
miliarización crecientes.
[4] Lo
que se verifica cuando vemos que la falta de este proyecto y estrategia
unificadores muestran a estas iniciativas como completamente ineficaces. En vez
de construir una RI fortalecen al sistema vigente ya que la mente de las
personas que participan en ellos (tanto autoridades como comunidades) continuan
a estar domesticadas y encadenadas al dinero, al prestigio y el poder que les
dan ciertos privilegios sobre la mayoría de la población.
[5] “…
las estrategias reformistas no solo no nos conducen a una sociedad basada en la
autonomía, sino que incluso, a efectos prácticos, acaban fortaleciendo las
propias instituciones oligárquicas y los sistemas de valores correspondientes…”
(GRA, 2015). Lo que no significa que
toda reforma sea negativa sino que, cuando las reformas (o sea los pequeños
pasos dirigidos a corto plazo hacia la RI a largo plazo) no se realizan en el
marco de una estrategia de cambio global radical, con objetivos transformadores
a mediano y largo plazo, adquieren un carácter retrogrado y se convierten en
actividades que obstaculizan la realización de la RI.
[6] “creo
que el verdadero problema de los Derechos Humanos es que históricamente han
sido usados para colonizar otras regiones
del mundo. Existen actualmente mares y
mares de documentos que muestran como los derechos humanos han sido utilizados
como instrumento de dominación y de opresión y que, en consecuencia no han
tenido para nada la eficacia liberadora que se les atribuye, porque nacieron al
interior de un contexto determinado y son hijos de una historia determinada. La
globalización, en particular, ha puesto en evidencia el aspecto del
universalismo jurídico que consiste en la neutralización de la instancia
democrática, y resuelve las relaciones entre el poder y el individuo solamente con
medios jurisdiccionales” (Barcellona, Pietro, 2001).
[7] Este
encajonamiento y dicotomía de cada tema social, económico, cultural y político
es el que favorece el fraccionamiento y especialización de cada movimiento y ONG en múltiples temas diversos, incapacitándolos
para analizar los diferentes problemas como parte de un todo en el que todos
los elementos están interconectados, de manera que avanzan únicamente
soluciones parciales, e incluso se oponen a un cambio radical del sistema
global.
[8] Es innegable
que la “Tecnología apropiada” en la
actualidad es un término bastante popularizado y novedoso, su difusión se
inicia en la segunda mitad de la década de los sesenta de manera incipiente.
Probablemente la diferencia de la Tecnología Apropiada como corriente actual
con la que desde siempre el hombre ha practicado, estriba en su carácter
sistemático, el que se inspira en una convicción y, por tanto, se trata de
promover su difusión a esferas donde ya no nace de manera espontánea. Otro rasgo distintivo de la Tecnología
Apropiada de estos últimos años, es que para muchos consiste en partir, sí, de
las tecnologías autóctonas pero para mejorarlas, haciéndolas más eficientes y/o
productivas. Más aún, para otro grupo de tecnólogos se trata de llenar el vacío
de conocimiento que existe entre esas mismas tecnologías autóctonas y las
altamente mecanizadas, hasta encontrar puntos medios… lo apropiado o adecuado
dice relación con la disponibilidad de recursos y el volumen de la demanda
sobre la producción… Lo que queremos dejar claro es que toda tecnología está
determinada por el sistema productivo, la propiedad de los medios de
producción y las relaciones sociales
que la rigen. A su vez, toda tecnología y por tanto, todo sistema económico
funcionan sobre determinado proyecto político.
(Salinas, Amezcua, Bertha, 1978).
[9] los
Concejos Abiertos según Daniel, Boyano Sotillo (2016) “son en España verdaderos
ejemplos de democracia real participativa, son escuelas políticas de base auto
gestionadas por la vecindad, donde la mujer tenía derecho a voto varios siglos
antes de que el Estado Español y otros estados lo permitieran. Las decisiones
más importantes sobre sus bienes vitales (montes, agua, caminos...) se tomaban
oyendo la voz de toda la vecindad sin excepción”. Las asambleas también existen
en las comunidades indígenas de Latinoamérica, siendo ejemplo de democracia
directa e inclusiva, que no es tomada en cuenta por los Estados, incluyendo por
los que se llaman progresistas, cuando éstas se oponen a las hidroeléctricas,
la explotación petrolera u otros proyectos que las despojan de sus territorios.
[10] Una democracia inclusiva en la que se
utilice una concepción multidimensional (política, económica, social) que tenga
como objetivo la distribución igualitaria del poder en todos esos campos, así
como la reintegración de la sociedad y la naturaleza (Fotopoulos, Takis, 2005).
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